Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India – Hoy el patio frente al Tsuglagkhang estaba repleto de gente de todas las profesiones y condiciones sociales, en su mayoría tibetanos, deseosos de saludar a una delegación bipartita del Congreso de los Estados Unidos encabezada por los delegados Nancy Pelosi y Jim Sensenbrenner. La delegación llegó ayer para una visita de dos días. Se reunieron con Su Santidad el Dalái Lama y almorzaron con él. Por la tarde visitaron la escuela de TCV (Tibetan Children’s Village) y más tarde se reunieron con el Kashag y con líderes de entre las Mujeres Tibetanas. Por la noche fueron invitados a cenar por la Administración Central Tibetana y disfrutaron en el Instituto Tibetano de Artes Escénicas (TIPA por sus siglas en inglés).
Había pancartas colgadas que representaban encuentros de Su Santidad el Dalái Lama con cuatro presidentes de los Estados Unidos con la inscripción «Thank you USA» (Gracias EEUU) y el podio bajo el templo estaba flanqueado por la bandera del león de las nieves y la de barras y estrellas. Cuando los delegados comenzaron a llegar y a tomar asiento, los aplausos se extendieron entre la multitud. Todo el mundo estaba de pie mientras Su Santidad y Nancy Pelosi caminaban juntos por el patio. Permanecieron de pie mientras se tocaba el Himno Nacional Tibetano y el Presidente Lobsang Sangay izó la bandera tibetana. Dirigidos por cuatro Gueshe-mas y algunos cantantes de TIPA, todos participaron cantando una conmovedora versión de la Oración de las Palabras de Verdad.
En un emotivo discurso de apertura, el presidente Lobsang Sangay rindió homenaje a Su Santidad el Dalái Lama, afirmando que los Dalái Lamas y el pueblo tibetano son inseparables entre sí: «Mientras haya un Tíbet, Chenresig estará allí». A continuación, expresó su gratitud por la visita de la delegación, que, según dijo, envió un mensaje de aliento a los tibetanos en el Tíbet, una demostración hacia China de la importancia de la justicia y una señal hacia el resto del mundo de amistad y apoyo a los tibetanos.
El presidente Sangay expresó su admiración por Nancy Pelosi como una política que hace más que «solo hablar», ella también «pasa a la acción». Mencionó su visita al Tíbet, durante la cual dijo abiertamente a las autoridades chinas: «Su Santidad el Dalái Lama inspira el respeto de la gente de todo el mundo, incluidos nosotros».
Mencionó a los 147 tibetanos que se han auto-inmolado en su voluntad de demostrar al mundo que la ocupación del Tíbet es inaceptable y que la opresión allí es insoportable. Añadió:
«El espíritu tibetano sobrevivirá gracias al apoyo de amigos como ustedes que reconocen y apoyan la justicia de nuestra causa. Ha habido apoyo estadounidense al Tíbet desde que el presidente Franklin Roosevelt envió un reloj y una carta a Su Santidad cuando era joven. En 2002 se aprobó la Ley de Política Tibetana y esperamos que pronto se nombre un nuevo coordinador para el Tíbet. También nos han dado apoyo financiero, por lo que les estamos agradecidos».
El Presidente Sangay dijo que, así como Nelson Mandela finalmente quedó en libertad y restableció la democracia en Sudáfrica, y Aung San Suu Kyi se vio también finalmente libre en Birmania y el acuerdo del Viernes Santo finalmente se firmó en Irlanda del Norte, él está convencido de que el día del Tíbet también llegará porque los tibetanos tienen amigos como los de la delegación. Espera que Su Santidad el Dalái Lama pueda caminar libremente por las calles de Lhasa y conceder una iniciación de Kalachakra frente al Palacio Potala, donde los budistas tanto tibetanos como chinos puedan recibirla.
«En ese día feliz, cuando se cumplan los sueños del pueblo tibetano y suene la campana de la libertad en el Tíbet, los invitaremos a unirse a nosotros de nuevo. La justicia y la libertad prevalecerán en el Tíbet gracias al apoyo de nuestros amigos. Larga vida a Su Santidad el Dalái Lama».
El delegado Jim Sensenbrenner, un republicano que ha representado al 5º distrito de Wisconsin durante 38 años, dijo que estaba orgulloso de poder hablar en presencia de Su Santidad. Aseguró a la multitud que los republicanos y demócratas apoyan al Tíbet, tienen un gran respeto por Su Santidad el Dalái Lama y comparten el deseo de que el pueblo tibetano sea libre. Añadió que apoyan la libertad religiosa y el concepto de que donde no hay justicia, no hay libertad.
Se ofreció una representación de la canción del empoderamiento de la mujer a cargo de artistas de TIPA con la observación de que el empoderamiento de la mujer ha traído la felicidad a muchas partes diferentes del mundo.
El delegado Jim McGovern de Massachusetts dijo a Su Santidad: «Creemos en usted y estamos con usted, el presidente Lobsang Sangay y el pueblo tibetano. Esperamos que pueda volver al Tíbet, a la liberación de los presos políticos, incluido el 11º Panchen Lama. Instamos al gobierno de los Estados Unidos a que se reúna regularmente con usted y con el presidente Sangay. Apoyamos el diálogo entre representantes chinos y tibetanos, sabiendo que el mundo no mejorará por sí solo».
Khenpo Sonam Tenphel, presidente del Parlamento Tibetano en el Exilio, hizo sus comentarios en inglés. Dio la bienvenida a Nancy Pelosi y a los demás miembros de la delegación. Señaló que los derechos humanos en el Tíbet no han mejorado. Se sigue violando la libertad religiosa y se siguen imponiendo restricciones al idioma y la cultura tibetana. Los tibetanos sufren discriminación social, mientras que el medio ambiente natural sufre graves daños. «Necesitamos su apoyo», concluyó.
El delegado Elliot Engel, de Nueva York, dijo a la multitud: «Me alegro de verlos, al igual que me alegré de ver a los niños en la escuela ayer. Creemos en la libertad y la democracia para todos, también para los tibetanos. En Nueva York, de donde soy, está la Estatua de la Libertad, y los tibetanos tienen el mismo deseo de libertad que todos los demás que buscan inspiración en esa estatua. La autodeterminación es muy importante. Se debe permitir que los tibetanos decidan su propio futuro. El pueblo estadounidense no les olvidará. Cuando volvamos a Washington, haremos lo que podamos para ayudarlos».
Desde Seattle, la delegada Pramila Jayapal dijo que estar entre esta delegación visitando a Su Santidad y a la comunidad tibetana era un gran honor. «Su Santidad, usted es un símbolo de esperanza para las personas de todo el mundo que buscan la paz y la justicia. Nací en la India y en el día de Buda Purnima me gustaría decirle que estoy orgullosa de la ayuda que mi país natal ha dado a la comunidad tibetana. De regreso al Congreso de los EE.UU. alzaremos nuestras voces para que los tibetanos puedan mantener su religión y cultura en paz».
Los artistas de TIPA, con ramos de flores en sus manos, cantaron una canción que fue compuesta para celebrar el 80 cumpleaños de Su Santidad.
La delegada Nancy Pelosi comenzó su discurso hablando un poco de tibetano. «A cada uno de ustedes personalmente les digo “Tashi Delek”. Desde todas partes de Estados Unidos les traemos saludos del pueblo estadounidense. Expresamos nuestro apoyo bipartito a las aspiraciones del pueblo tibetano.
«Su Santidad es un visionario, un hombre compasivo. Nos inspira con su sentido de esperanza, su creencia en el poder de la compasión y en la bondad de la gente. Tiene una gran voluntad para preservar su identidad tibetana. Esperamos que pueda volver al Tíbet. Betty McCullum, Jim McGovern y yo fuimos al Potala en el Tibet y rezamos para que Su Santidad pudiera regresar allí. Nos sentimos muy inspirados por su mensaje de esperanza y dignidad para todos los pueblos. Sentimos que si no apoyamos al Tíbet no tenemos autoridad moral.
«Les digo a algunos en China: “esperamos que vean la luz”. Falta algo en el Tíbet. Algunas personas en China consideran que la libertad es inconcebible. Nosotros la consideramos inevitable. Lo conseguiremos.»
Finalmente, Su Santidad fue invitado a dirigirse a la reunión y lo hizo en tibetano.
«Hoy deseo saludar a todos los tibetanos que están aquí reunidos, jóvenes y ancianos, monásticos y laicos, a todos los que no están aquí pero viven en países libres y a los que viven con miedo y ansiedad en el Tíbet. Según los hallazgos arqueológicos, existen tibetanos en el Tíbet desde hace casi 30.000 años, es una de las civilizaciones más antiguas. En 1959, muchos de nosotros llegamos al exilio. Todo lo que sabíamos con seguridad era que el cielo estaba arriba y la tierra abajo. No teníamos ni idea de lo que nos pasaría. Vivíamos con miedo e inquietud.
«Después de 58 años nos hemos hecho amigos de gente que antes no conocíamos. La gente nos apoya no por razones de influencia económica o política, no porque seamos pobres, sino porque creen en la justicia. Esta delegación de los Estados Unidos, encabezada por Nancy Pelosi, que ha sido mi amiga durante mucho tiempo, nos apoya porque tenemos la verdad de nuestro lado y porque no somos violentos. El apoyo para nosotros, incluso entre los chinos, ha aumentado porque estamos buscando una solución beneficiosa para ambas partes. Recibimos apoyo por la sinceridad y la compasión hacia los demás, a la que estamos habituados.
«El conflicto humano definitivamente no puede resolverse mediante el uso de la fuerza y el recurso a las armas. En el siglo XX, los historiadores estiman que 200 millones de personas murieron por el uso de la fuerza, pero sin ningún resultado positivo. No hemos resuelto los problemas por la fuerza en el pasado y no lo haremos en el futuro. La gente apoya a los tibetanos por nuestra búsqueda de la sinceridad, la justicia y la no violencia. Estos se derivan de la tradición de Nalanda, una tradición arraigada en la compasión que hemos mantenido viva durante más de 1000 años.
«La tradición de Nalanda completa sólo se ha conservado en el Tíbet. Es algo de lo que estamos orgullosos y algo que hoy podemos compartir con los demás. Cuando llegamos al exilio parecía que no teníamos recursos, pero lo que podemos contribuir al mundo en general es una mayor conciencia de compasión. Y al mantenernos firmes en nuestros principios, llegaremos al amanecer de un nuevo día para el Tíbet. Me gustaría agradecer su amistad y apoyo a aquellos de ustedes que están decididos a defender nuestra causa, a pesar de las dificultades que ello implica».
Su Santidad continuó explicando que si tenemos paz mental no sólo seremos felices sino que gozaremos de buena salud. Dijo que la cultura tibetana se centra en la transformación interior. No se basa en la fe ciega, sino en reconocer la naturaleza interdependiente de las cosas. La experiencia le ha demostrado que lo que los primeros tibetanos conservaron y transmitieron es una tradición maravillosa.
«El pueblo chino puede ser nuestro amigo. Para establecer una armonía entre tibetanos y chinos necesitamos alcanzar una solución beneficiosa para ambos».
Mientras Dhardon Sharling, del Departamento de Información y Relaciones Internacionales, ofrecía su agradecimiento, Su Santidad condujo a la delegación a la parte de arriba. Los llevó primero al templo de Kalachakra, donde los monjes del Monasterio de Namgyal, dirigidos por su Abad Thomthog Rinpoche, estaban realizando las oraciones de Kalachakra relacionadas con un mandala de arena completamente terminado. De allí se dirigieron al templo principal, donde Su Santidad les mostró las diversas imágenes.
Explicó que las representaciones del «Buda en ayuno» demacrado son un recordatorio de las dificultades que sufrió el Buda para alcanzar la iluminación.
Describiendo la estatua de Avalokiteshvara de los mil brazos, dijo a los delegados que una imagen similar que se encontraba en el Jokhang de Lhasa fue destruida durante la Revolución Cultural. Le habían traído del Tíbet algunos fragmentos y él les mostró dos de esos rostros. Mostrando la estatua de Gurú Padmasambhava, habló de cómo el emperador, el abad y el maestro —Trisong Detsen, Shantarakshita y Padmasambhava— habían trabajado juntos para establecer el budismo en el Tíbet en el siglo VIII de nuestra era. Puesto que Shantarakshita era un lógico así como un filósofo, el uso de la razón y la lógica ha sido una parte integral del budismo tibetano desde el principio.
Relacionó esto con lo que él considera como cuatro aspectos del Buda. Fue el fundador del budismo, sin duda, pero también fue un filósofo, un pensador y escéptico como un científico. Por eso recomendó a sus seguidores que no aceptaran lo que él enseñaba a primera vista, sino que lo investigaran a la luz de la razón y sólo entonces lo aceptaran. Nancy Pelosi preguntó acerca de las escrituras apiladas a ambos lados de la estatua principal de Buda y Su Santidad le dijo que cerca de 100 volúmenes preservan lo que el Buda enseñó, mientras que 225 más contienen los tratados de posteriores maestros budistas indios.
Desde el Tsuglagkhang Su Santidad y toda la delegación regresó a pie hasta la residencia de Su Santidad, donde tomaron juntos un té antes de que la delegación partiera hacia el aeropuerto para tomar su vuelo a Delhi.