Palermo, Sicilia, Italia - El primer compromiso público de Su Santidad el Dalái Lama en Palermo fue reunirse esta mañana con los medios de comunicación. Lo acompañó el célebre alcalde de Palermo, el Prof. Lealuca Orlando, quien se enfrentó con éxito a la mafia en Sicilia. Ahora está haciendo campaña por la Carta Internacional de Movilidad Humana de Palermo, que pide un cambio fundamental en el tratamiento de los refugiados y desplazados. Declaró: «La movilidad debe ser reconocida como un derecho inalienable».
Por su parte, Su Santidad comenzó reconociendo la importancia del papel de los medios de comunicación para mantener al público informado.
«Todos queremos la felicidad —dijo—. La paz y la felicidad dependen de nuestra actitud mental. La compasión es una fuente de paz mental; la ira la destruye. Como seres humanos, y basándonos en nuestra inteligencia, podemos extender nuestro sentimiento de bondad para incluir a otros, simplemente porque son seres humanos como nosotros. En otras palabras, podemos cultivar una mayor compasión teniendo como base la educación.
»Mi primer compromiso es promover la causa de la felicidad humana, la compasión humana. El segundo es fomentar la armonía iterreligiosa. Vosotros, los miembros de los medios de comunicación, desempeñáis un papel importante en mantener a las personas informadas sobre estos asuntos».
El alcalde Lealuca Orlando recordó que Su Santidad visitó Palermo por última vez en 1996. Desde entonces el número de refugiados y desplazados que llegan a Sicilia ha aumentado enormemente, lo que le ha llevado a lanzar su Carta de Palermo. Dijo: «Nadie puede dejar que niños, mujeres y hombres mueran en los desiertos o en el mar por la única razón de haber nacido pobres o en países en guerra. La solidaridad entre los individuos es un valor esencial para todos los que quieren seguir perteneciendo a la humanidad. Debemos mostrarles compasión».
Su Santidad reconoció que la forma en que los migrantes y refugiados han sido aceptados por los países europeos ha demostrado la compasión en acción. «Debemos ayudarlos ahora en su desesperación —aclaró—. Pero, al final querrán regresar a sus propias tierras. Esto es lo que los tibetanos siempre hemos tenido en mente. En primer lugar, debemos procurar que se restaure la paz y el desarrollo en los países de los que han huido los refugiados, pero a largo plazo es natural querer vivir en la tierra donde uno nació.
»Creo que las ONG o las naciones o comunidades más pequeñas pueden jugar un gran papel en el restablecimiento de la paz puesto que pueden tener acceso a los protagonistas de los conflictos y generar confianza».
Cuando se le preguntó sobre la importancia de la ética secular para el desarrollo humano, Su Santidad respondió que la clave era cultivar valores humanos más profundos. Para ello será necesario mejorar el sistema educativo existente introduciendo técnicas para cultivar las emociones positivas y de reducir las emociones negativas. El contexto es nuestro propio bienestar en esta vida, aquí y ahora.
«Después de nacer, a todos nos nutre el amor de nuestra madre, que es quien planta la semilla de la compasión en nosotros. Sin embargo, una vez que llegamos a la escuela, se presta poca atención a estos valores internos. En cambio, se nos enseña a tener como meta el dinero, el poder y el estatus. La educación debe incluir un mayor énfasis en la bondad. Es importante mostrar que la ira es lo opuesto a la compasión y que no sirve para nada bueno. En este sentido, el claro cambio entre la voluntad de ir a la guerra a principios del siglo XX y la oposición generalizada a la guerra y al uso de la fuerza en la última parte del siglo es una señal de la creciente madurez humana».
En cuanto al enfrentamiento entre Estados Unidos y Corea del Norte, Su Santidad estuvo de acuerdo en que es grave y que son las armas nucleares lo que lo agrava. Sin embargo, dijo claramente que la única solución es llegar a un entendimiento mutuo a través del diálogo. Fue inflexible al afirmar que el uso de la fuerza nunca resuelve los problemas, sino que tiende a provocar más ira y odio.
Cuando le preguntaron: «¿Cuál es su mensaje para Palermo?». Su Santidad respondió que la Carta de Palermo es excelente y que la apoya.
Hablando por separado con los miembros del Centro Muni Gyana, les dijo que tiene mucho cuidado de no tratar de propagar el budismo cuando viaja e imparte enseñanzas en Europa o América. Siempre le dice a la gente que asiste a sus enseñanzas que es mejor mantener su religión original. Sin embargo, admitió que la comprensión del funcionamiento de la mente y las emociones preservadas en el budismo tibetano es de valor y relevancia hoy en día. Mucha gente ahora aprecia el valor de las tradiciones que transmitió Shantarakshita, un monje impecable y erudito de la Universidad de Nalanda, que se instaló en el Tíbet en el siglo VIII.
El alcalde Orlando estaba en la puerta para dar la bienvenida a Su Santidad al famoso Teatro Massimo, donde se estima que 1.400 personas esperaban ansiosamente para escucharlo. Hubo aplausos mientras los dos entraban en el escenario. En su introducción de bienvenida, el alcalde resumió algunos de los eventos que han tenido lugar desde la última visita de Su Santidad en 1996, en particular la creación de la Carta de Palermo en 2015. Invitó a Su Santidad a firmar el Libro de Honor de Palermo. A Su Santidad se le concedió entonces la ciudadanía honorífica por los alcaldes de Isola delle Femmine y Ventimiglia di Sicilia, ambos municipios de Palermo. En la medalla del premio figuran los tres animales de Federico de Suabia que simbolizan la ciudad: el perro fiel, la serpiente prudente y el águila majestuosa, características que se reflejan en el amor a la ciudad.
La moderadora Paola Nicita invitó a Su Santidad a dirigirse al público, y Su Santidad lo hizo hablando en inglés, traducido al italiano por su intérprete Fabrizio Pallotti.
«Respetados hermanos y hermanas, estoy muy feliz de estar aquí una vez más, para compartir mis pensamientos y experiencias con ustedes.
»Estamos dotados de la semilla de la bondad desde el nacimiento, pero a medida que crecemos, no hacemos mucho por cultivarla. Nuestras tradiciones religiosas solían ocuparse de esto, pero su influencia parece estar en declive ya que mil millones de personas declaran que no tienen ninguna creencia. En algunos sectores, la bondad se considera un signo de debilidad, mientras que el egocentrismo se considera una fortaleza, los cierto es que es todo lo contrario. Debemos combinar la bondad con nuestra magnífica inteligencia humana.
»Admiro lo que han estado haciendo aquí para ayudar y dar refugio a las personas desplazadas. Sus esfuerzos reflejan el hecho de que todos dependemos de otros para sobrevivir. Proporcionar refugio e instalaciones es una cosa, lo que hay que hacer a continuación es que se restablezca la paz y el desarrollo en los países de los que estas personas han huido. Creo que si el siglo XXI aspira a convertirse en una era de paz, tenemos que emplear el diálogo para resolver los conflictos y problemas».
En respuesta a una pregunta del vicepresidente de SKY Italia, Su Santidad expresó su reconocimiento por la interconexión que los medios sociales han proporcionado. Sin embargo, subrayó que es nuestra responsabilidad usarlos adecuadamente. Si los usamos para avivar la ira y aumentar las divisiones entre «nosotros» y «ellos», el problema que esto provoque no puede ser achacado a la tecnología.
Un profesor de la Universidad de Palermo quiso saber qué consejos tiene Su Santidad para los jóvenes desconcertados sobre el futuro. Reiteró la necesidad de que estén mejor informados, algo en lo que los medios de comunicación tienen una gran parte de responsabilidad. Señaló que en las sociedades democráticas los verdaderos líderes son los ciudadanos, no unos pocos políticos. Por lo tanto, sería mejor que los jóvenes dejaran de lado las historias sensacionalistas y se concentraran en informes positivos, como la afirmación científica de que la naturaleza humana básica es compasiva.
Varias veces, al responder a las preguntas, Su Santidad se refirió al uso de la fuerza para resolver conflictos y problemas como algo anticuado. Criticó los enormes negocios que se siguen haciendo con las armas y subrayó la necesidad de cambiar de dirección y proponerse lograr un mundo desmilitarizado.
Al final del evento, el alcalde agradeció profundamente su visita. Su Santidad recibió varios regalos, entre ellos un floreciente árbol bodhi que se plantará en el jardín botánico de la Universidad de Palermo, aceite de oliva de multitud de cosechas, una gran hogaza de pan, un rosario de amatista y una botella de agua bendita de la cueva de Santa Rosalía, una de las santas patronas de Sicilia.
Mientras se situaba al frente del escenario para despedirse, Su Santidad dijo a los asistentes que tiene muchas ideas y aspiraciones para lograr la felicidad humana, pero sólo un par de manos. Dijo que considera a cada persona que escucha sus palabras, las comparte con otros y las lleva a la acción, como otro par de manos que trabajan para lograr el bien común y agradeció esa ayuda.
Finalmente, viendo una bandera tibetana en alto entre la multitud, comentó que en estos días los partidarios de la línea dura en el Partido Comunista Chino consideran la bandera como una señal de disidencia. Sin embargo, Su Santidad recordó que el presidente Mao le preguntó en 1955 si los tibetanos tenían su propia bandera y cuando, después de dudar un poco, le dijo que sí, Mao expresó su aprobación y les aconsejó que la ondearan junto con la bandera roja. Por lo que Su Santidad considera que el presidente Mao le dio permiso para mostrar la bandera del león de las nieves del Tíbet.
Después de almorzar con el alcalde y los invitados, Su Santidad dejó Palermo para volar a Florencia, donde mañana participará en una reunión interreligiosa por la mañana y dará una charla sobre «La Paz a Través de la Educación», por la tarde.