San Diego, CA, EE.UU. - Al llegar al estadio RIMAC de la Universidad de California en San Diego bajo el cálido sol de la costa oeste, Su Santidad el Dalái Lama fue recibido por el rector de la Universidad de California en San Diego, Pradeep Khosla. Luego, la prestigiosa periodista de televisión Ann Curry lo acompañó a una reunión con miembros de los medios de comunicación. Ella lo presentó y le preguntó si le gustaría dar su propia introducción.
«Dondequiera que vaya, —comenzó diciendo Su Santidad— siento que soy uno de nosotros, uno de los 7.000 millones de seres humanos que viven hoy en día. Somos física, mental y emocionalmente iguales. Desde que nacemos, todos queremos vivir una vida feliz y ese es nuestro derecho. Sin embargo, muchos de mis amigos comparten la opinión de que nuestros sistemas educativos actuales son inadecuados cuando se trata de preparar a la gente para ser más compasiva, una de las condiciones para ser feliz. Como hermano humano, me comprometo a dar a conocer a la gente que todos poseemos la semilla del amor y la compasión. Sin embargo, tener un cerebro inteligente no es suficiente; también necesitamos un corazón bondadoso.
»Mi segundo compromiso como monje budista, y como alguien que ha vivido 58 años en la India, es promover la armonía y la amistad entre las tradiciones religiosas que he observado que florecen en ese país. En tercer lugar, como tibetano, y como alguien en quien la mayoría de los tibetanos han depositado su confianza, estoy comprometido a preservar la cultura de no violencia del Tíbet. Esto incluye el antiguo conocimiento indio del funcionamiento de la mente y las emociones, que hemos conservado durante más de 1000 años, pero que sigue siendo muy relevante hoy en día. Además, puesto que más de mil millones de seres humanos en toda Asia dependen de las aguas de los ríos que nacen en la meseta tibetana, me comprometo a proteger el medio ambiente natural del Tíbet.
»Teniendo en cuenta que los seres humanos somos animales sociales y que es el amor y el afecto lo que nos une, mientras que la ira nos separa, me gustaría señalar que vosotros, los medios de comunicación, tenéis la responsabilidad de educar así como de informar sobre lo que sucede».
En respuesta a una pregunta sobre el medio ambiente, Su Santidad indicó que el cambio climático y la protección del medio ambiente son cuestiones globales que deben abordarse con perspectiva. Recordó a los oyentes que los EE.UU. son parte de un mundo más amplio.
Cuando le preguntaron cómo transformar el dolor personal en algo útil, Su Santidad comentó que no se trata sólo de tomar una pastilla. El entrenamiento mental requiere años de esfuerzo e implica aprender a afrontar nuestras emociones negativas. La bondad es esencial a nivel individual, comunitario y mundial. Citó a monjes tibetanos que conoce que estuvieron encarcelados durante décadas en cárceles chinas y que dicen que el mayor peligro al que se enfrentaron fue perder la compasión por aquellos que los encarcelaron. Mencionó la percepción del terapeuta cognitivo Aaron Beck de que el 90% de nuestra ira es mera proyección mental.
Por último, los periodistas solicitaron a Su Santidad su reacción ante el que algunos estudiantes chinos plantearan objeciones a su visita a la universidad.
«Esto es bastante normal —contestó—. Creo que no están bien informados. Sólo creen lo que les han dicho. Por ejemplo, los funcionarios chinos de línea dura me describen como un demonio, y debe quedar claro para todos que sí, soy un demonio, con cuernos. También me llaman separatista y, sin embargo, todo el mundo sabe que desde 1974 no hemos pedido la independencia. El Tíbet necesita modernizarse, necesitamos desarrollo material, y permanecer en la República Popular China puede ayudar a conseguirlo. Sin embargo, a China le vendría bien una nueva Revolución Cultural, pero no impulsada por el odio como antes, sino por la compasión».
Subiéndose al escenario en el estadio de RIMAC en las afueras de la UCSD, el rector Pradeep Khosla presentó a Su Santidad a la multitud de 25.000 personas sentadas pacientemente al sol. Dijo: «Su Santidad nos inspira a desarrollar la compasión y a comprendernos a nosotros mismos y a nuestro mundo». Le siguió el alcalde Kevin Faulconer, quien exclamó: «Qué gran día, qué honor poder escuchar a uno de los más grandes defensores de la paz del mundo hablar sobre la diversidad aquí en San Diego, donde gente de todo el mundo ha establecido su hogar». Cuando Su Santidad subió al escenario, el alcalde Faulconer le entregó la llave de la ciudad, que Su Santidad levantó para que todos la vieran.
Antes de invitarlo a hablar, Ann Curry presentó a Su Santidad a la multitud como alguien que no sólo está convencido de que los hallazgos de que la naturaleza humana básica es compasiva son un signo de esperanza, sino que también es alguien que llega a los demás con un mensaje de compasión y no violencia.
Su Santidad empezó su discurso saludando a la multitud como «hermanos y hermanas mayores y menores».
«No me gustan las formalidades —continuó diciendo—. No hay formalidad cuando nacemos y no hay formalidad cuando morimos. En el ínterin debemos tratarnos como hermanos y hermanas porque todos queremos vivir una vida feliz. Este es nuestro propósito común y nuestro derecho. No hay garantía sobre el futuro, pero vivimos con la esperanza de ser felices. Al mismo tiempo, nos enfrentamos a todo tipo de problemas, muchos de ellos causados por nosotros mismos. ¿Por qué? Porque estamos influidos por emociones como la ira y el miedo. Sin embargo, creo que podemos aprender a hacer frente a estas emociones. Y uno de los remedios más efectivos para tratar con las emociones destructivas es cultivar la bondad sobre la base de la unidad de los 7.000 millones de seres humanos. Por eso me dirijo a vosotros como hermanos y hermanas.
»Si entendemos que todos somos iguales, no habrá barreras entre nosotros. Por lo tanto, intento deliberadamente promover la compasión sobre la base de la unidad de la humanidad.
»En la historia de la humanidad surgieron diferentes comunidades en diferentes lugares, en diferentes ambientes y en diferentes momentos. Surgieron diferentes idiomas y modos de escritura. El resultado de esta diversidad natural es que la humanidad es como un jardín pero no de una sola flor, sino lleno de un conjunto de diferentes tipos de flores.
»Sin embargo, cuando hacemos demasiado hincapié en las diferencias secundarias de raza, color, nacionalidad, fe, o si somos ricos o pobres, con formación o no, olvidamos que todos somos seres humanos. Al mismo tiempo que preservamos nuestra propia cultura e identidad, necesitamos recordar que en tanto que seres humanos somos una familia, que las amenazas como el cambio climático nos afectan a todos y que debemos centramos en la bondad.
»La compasión nos trae paz mental. Nos hace sonreír y las verdaderas sonrisas nos acercan unos a otros. La educación de hoy necesita no sólo desarrollar nuestra inteligencia, sino también apoyar los valores humanos básicos de bondad y compasión. Estas cualidades no se limitan al ámbito religioso, puesto que como seres humanos todos queremos tener paz mental. Y si recordamos que ellos también son seres humanos como nosotros, podemos extender el sentimiento de bondad incluso hacia aquellos a los que consideramos enemigos».
La primera de varias preguntas de los asistentes leídas por Ann Curry vino de una mujer de 93 años cuya nieta se graduará mañana. Ella quería saber qué consejo tenía Su Santidad para ella sobre cómo hacer del mundo un lugar mejor. En su respuesta sugirió que en el siglo XX la inclinación había sido tratar de resolver los problemas mediante el uso de la fuerza. Dijo que esto había sido un error y que si queremos que el siglo XXI sea una época de paz, debemos resolver los problemas a través del diálogo.
«Necesitamos usar nuestra inteligencia. Puesto que todos somos interdependientes, los intereses de los demás son también los nuestros. Tenemos que adoptar un enfoque más global».
Señaló que adoptar una actitud divisoria, por ejemplo utilizando palabras duras, refleja estrechez de miras. Para ser felices y estar alegres necesitamos amigos. La amistad se basa en la confianza y la confianza depende de que tratemos a los demás con amabilidad.
Al preguntarle a quién admira más, Su Santidad mencionó a Mahatma Gandhi, Martin Luther King Jr. y, entre los que están vivos ahora, al obispo Desmond Tutu. En cuanto a lo que ha aprendido en esta vida, Su Santidad tenía claro que primero aprendió de su madre sobre el amor y el afecto. Pero agregó que después de convertirse en refugiado en 1959, ha tenido muchas oportunidades para encontrar y conocer a diferentes tipos de personas, en particular a científicos. Como resultado de ello, ahora se considera mitad monje budista y mitad científico. Subrayó que desde que la tragedia que tuvo lugar en el Tíbet le brindó otras oportunidades, había aprendido que nada es absolutamente negativo.
Su Santidad concluyó que las cosas no suceden como resultado de milagros, sino a través del esfuerzo y ejerciendo fuerza interior, con determinación y auto confianza. Agradeció a los asistentes por escucharle, pidiéndoles que reflexionaran sobre lo que les había dicho, en particular sobre que lo que nos depara el futuro depende de las acciones que tomemos ahora.
Después del almuerzo fue invitado a interactuar con amigos y simpatizantes de la Universidad de California en San Diego en la residencia del rector, Geisel House, donde fue presentado a las 130 personas allí reunidas por el ex presidente de la legislatura de California, John Pérez. Su Santidad comenzó resumiendo una vez más sus tres compromisos de promover los valores humanos como fuente de felicidad, de fomentar la amistad y la armonía interreligiosa y de preservar no sólo el conocimiento y la cultura del Tíbet, sino también su entorno natural. Observó que los tibetanos han mantenido vivos, durante más de 1000 años, los antiguos conocimientos indios en particular sobre el funcionamiento de la mente y las emociones.
Alguien le preguntó qué es lo que come y Su Santidad explicó que la costumbre tradicional de los monjes budistas es pedir limosna. Mencionó que en Tailandia había acompañado a monjes que hacían esto. Consecuentemente, debes aceptar lo que se te da sin expresar preferencias por esto o aquello. Respondiendo a la pregunta de un neurocientífico sobre cómo potenciar que los niños mantengan la atención, Su Santidad aconsejó que la práctica de cultivar la concentración o «shamatha» tiene el efecto de mejorar la memoria, mientras que el enfoque analítico de «vipashyana», o meditación de visión superior, agudiza la mente.
Otra persona quería saber si Su Santidad seguiría estando presente si no hubiera un decimoquinto Dalái Lama y repitió su oración.
Mientras el espacio perdure
y los seres sensibles permanezcan,
que pueda yo también permanecer
para disipar las miserias del mundo.
Y añadió: «Allí estaré».
Mañana, de nuevo en el estadio de RIMAC, Su Santidad dará el discurso de apertura de la Universidad de California en San Diego.