Newport Beach, CA, EUA – Esta mañana en San Diego, después de que los tibetanos y otros simpatizantes se reunieran para despedirlo, Su Santidad el Dalái Lama partió temprano por carretera y llegó a buena hora a Newport Beach. Fueron a darle la bienvenida alrededor de 120 tibetanos, vietnamitas, chinos y otros amigos, entre ellos el alcalde de Anaheim, Tom Tait.
Los tibetanos habían preparado la tradicional bienvenida «chema changpu», en la cual el invitado toma una pizca de tsampa y grano y lo arroja al aire formulando auspiciosos deseos antes de sumergir un dedo en una taza de chang. Su Santidad hizo esto y enseñó al alcalde Tait cómo hacerlo también.
En la reunión con miembros de la delegación local de la Organización de Jóvenes Presidentes, una red mundial de jóvenes directores ejecutivos, Su Santidad fue presentado por su viejo amigo el Alcalde Tait y comenzó su discurso en su manera habitual.
«Siempre comienzo dirigiéndome a la gente con la que hablo como hermanos y hermanas porque creo que los 7.000 millones de seres humanos somos hermanos y hermanas. Todos nacemos de la misma manera y nos criamos al calor del afecto de nuestros padres y particularmente el de nuestras madres. La bondad no es producto de la religión; los científicos dicen que la naturaleza humana básica es compasiva. Este es un signo de esperanza, si aplicamos nuestra maravillosa inteligencia y la nutrimos adecuadamente.
»Lamentablemente, hoy en día, nuestro sistema educativo se centra en objetivos externos sin prestar suficiente atención a nuestro mundo interior. La iglesia solía ocuparse de esto, pero hoy en día las escuelas necesitan ofrecer esta orientación moral.
»Estoy feliz de tener esta oportunidad de interactuar con vosotros y agradecido a mi viejo amigo el alcalde Tom Tait por su presentación. Aprecio la forma en que se ha dedicado a fomentar la bondad en su ciudad y me gustaría darle las gracias a él y a su esposa.
»Quisiera tener un intercambio con vosotros, pero antes me gustaría destacar algunas de mis preocupaciones. Estoy comprometido con la idea de que si la humanidad es feliz y está contenta, todos serán felices. Somos animales sociales. Nuestra supervivencia depende de la comunidad. Hoy en día somos parte de una economía global. Nos enfrentamos a problemas globales como el cambio climático y tenemos que cooperar y trabajar juntos para hacer frente a ellos. De vez en cuando pueden surgir desacuerdos, pero podemos superarlos.
»Cuando estuve en la Clínica Mayo el otro día, noté que los pacientes son recibidos como personas que necesitan tratamiento, sin preguntar sobre su formación, nacionalidad, raza o fe. La mayoría de nuestros problemas comienzan con la excesiva importancia que se da a estas diferencias secundarias entre nosotros. El único remedio es recordar que fundamentalmente somos iguales por el simple hecho de ser humanos. Necesitamos resaltar la unidad de la humanidad.
»Todas las grandes tradiciones religiosas transmiten el mismo mensaje de amor, perdón y tolerancia. Adoptan diferentes puntos de vista filosóficos, pero su propósito es el mismo. También adoptan aspectos culturales que reflejan los diferentes tiempos, lugares y circunstancias en los que surgieron. Estos incluyen el proverbio judío, “ojo por ojo”, la fórmula musulmana de la ley Sharia, la costumbre general de la dominación masculina y, en la India, la jerarquía y discriminación del sistema de castas.
»Estas costumbres no se basan en enseñanzas religiosas y cuando se han convertido en anacrónicas y han dejado de ser útiles, deben cambiar. Un ejemplo podría ser el papel de la institución del Dalái Lama. He dejado claro que con mi retirada de la responsabilidad política, en el futuro los Dalái Lamas sólo se ocuparán de asuntos espirituales. Puesto que las religiones tienen un mensaje básico de amor y compasión en común, me comprometo a promover la armonía entre ellas».
Su Santidad explicó su punto de vista sobre que está mal hablar de terroristas budistas o musulmanes. Dijo que un terrorista es un terrorista y en cuanto la gente se involucra en tal acción dejan de ser musulmanes o budistas sinceros. Citó una portada de la revista Time que representaba a un «terrorista budista» en Birmania, pero afirmó que cuando ese monje comenzó a aterrorizar a los musulmanes ya no se comportaba como un monje. De manera similar, amigos musulmanes le han dicho que alguien que inicia un derramamiento de sangre ya no es un buen musulmán y que se exhorta a los musulmanes a que aprecien a todas las criaturas de Alá.
Por último, Su Santidad dijo que, como tibetano, se dedica a concienciar sobre la necesidad de proteger la ecología de la meseta tibetana. Como fuente de los principales ríos de Asia, más de mil millones de personas dependen de su agua. También se dedica a mantener viva la cultura tibetana, no para propagar el budismo como tal, sino para compartir lo que es útil dentro de su conocimiento del funcionamiento de la mente y las emociones. Lo que puede aportarnos sobre cómo abordar nuestras emociones destructivas puede ser estudiado desde un punto de vista académico.
De ahí que haya la necesidad de un sistema de ética secular. Secular en la forma en que se entiende en la India, imparcialmente respetuoso con todas las religiones e incluso con los puntos de vista de los que no tienen ninguna. Dijo que una cosa es oponerse a las instituciones religiosas que se han vuelto corruptas, pero ¿quién se opondría a la doctrina religiosa básica del amor y la compasión?
Su Santidad explicó que las tradiciones budistas del Tíbet se derivan de las que florecieron en la Universidad de Nalanda en la India y están enraizadas en el razonamiento y la lógica, así como en la antigua psicología india altamente desarrollada. Afirmó que muchos de los científicos que ha conocido están ansiosos por aprender de esas tradiciones. Añadió que aunque el conocimiento esencial está contenido en los textos budistas, puede ser estudiado de una manera académica y con relevancia para la vida ordinaria.
Su Santidad respondió a una serie de preguntas que se refirerían a la acogida de los refugiados en Europa y a su percepción de que se les debe dar refugio, apoyo y formación, pero que el objetivo a largo plazo debe ser el restablecimiento de la paz y el desarrollo en los países de los que han huido. Cuando se le preguntó cuál es el mayor obstáculo para la compasión, respondió: «Una actitud egocéntrica y dividir a los demás en “nosotros” y “ellos”». Sugirió que en un siglo XXI democrático e interdependiente es importante ser más abierto y tener una mentalidad más amplia.
En cuanto a cómo los líderes pueden tener un impacto positivo, recomendó que mientras que los pobres y los necesitados deben fortalecer su confianza en sí mismos, aquellos que les ofrecen ayuda deben hacerlo con respeto. En relación con su propio liderazgo, Su Santidad reveló que prefería consultar una amplia gama de opiniones, desde sus tutores y personal hasta las de los humildes barrenderos. Además, reveló que ante un dilema recurre a la adivinación e incluso al análisis de los sueños.
Con respecto a su retiro de la responsabilidad política, dejó claro que era coherente con el deseo de una mayor democracia, puesto que la democracia ha sido su inspiración desde su infancia. Con respecto a su reencarnación, recordó que ya en 1969 había declarado que el futuro de la institución del Dalái Lama dependería de los deseos del pueblo tibetano. Bromeó diciendo que el gobierno chino nunca pierde la oportunidad de criticarlo, pero que pretende interesarse por cómo se reencarnará. Primero, dijo, deberían ser fieles a su propia fe y reconocer las reencarnaciones de Mao Zedong y Deng Xiaoping.
Finalmente, una pregunta sobre lo que le gusta comer llevó a Su Santidad a decir que, como le explicó un monje de Sri Lanka, un monje budista no es vegetariano ni no vegetariano, sino que está contento con lo que recibe. Sin embargo, mencionó que fomenta el vegetarianismo en las principales cocinas monásticas y escolares tibetanas.
Para concluir, el alcalde Tom Tait aseguró a Su Santidad: «Nos sentimos alentados por su presencia aquí entre nosotros».