Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Bajo un cielo azul despejado, el sol naciente captaba los picos de las montañas mientras Su Santidad el Dalái Lama llegaba esta mañana a la puerta de su residencia. Fue recibido por el Presidente de la Administración Central Tibetana (CTA por sus siglas en inglés) - Sikyong Penpa Tsering, por el Presidente del Parlamento, Khenpo Sonam Tenphel, y por el Comisario Jefe de Justicia (en funciones), Karma Dadul.
Mientras los monjes tocaban los cuernos dorados tradicionales a la cabeza de la comitiva, los tres funcionarios lo escoltaron bajo un arco de flores hasta el templo donde la CTA iba a ofrecer una ceremonia de oraciones por su larga vida en nombre de todos los tibetanos dentro y fuera del Tíbet. Además de sonreír y saludar a los miembros de la multitud, Su Santidad se detenía de vez en cuando para escuchar a los cantantes y observar a los bailarines que actuaban para él.
Una vez en el templo, Su Santidad tomó asiento en el trono y Tri Rinpoché, el titular del trono de Ganden, se adelantó para saludarlo y luego volvió a sentarse en el centro de una fila de Lamas que representaban las distintas tradiciones religiosas del Tíbet.
A la izquierda de Tri Rinpoché, que es el líder de la Tradición Geluk, en representación de la Tradición Sakya, se encontraba Chopgyé Trichen Rinpoché; en representación de la Tradición Ñingma, Ringu Tulku y Khenchen Nyima Gyaltsen; a la derecha de Tri Rinpoché, en representación de la Tradición Bönpo, estaba Menri Trizin Rinpoché; en representación de la Drukpa Kagyu, Khenpo Ngédön Rinpoché; y en representación de la Tradición Jonang, Jonang Gyaltsab Rinpoché.
Las oraciones comenzaron con las Nubes de bendiciones ambrosiales de Trulshik Rinpoché. Mientras tanto se sirvió té y arroz dulce.
Como parte de la ceremonia se presentaron cinco monjes ataviados con trajes ornamentados que representaban a las dakinis de los ocho cementerios, los 24 lugares de las dakinis y las tierras puras. Pedían al Maestro que no permaneciera en el mundo, sino que fura con ellas a las tierras puras. Los monjes que realizaban el ritual de larga vida respondieron que, como todas las doctrinas de Buda seguían presentes, el poseedor de estas doctrinas debía permanecer en el mundo para el bienestar de los seres sensibles y aclararon que se le suplicaba que lo hiciera. Les dijeron a las dakinis que debían regresar a sus propias moradas.
Los discípulos renovaron sus juramentos al Maestro y le rogaron que se quedara mientras pedían a las dakinis que se marcharan. Para que no se marcharan con las manos vacías, se ofreció a las dakinis una efigie en lugar del Maestro, con la seguridad de que, debido a las bendiciones que había recibido, era tan valiosa como el Maestro real y debía ser tomada en su lugar.
El maestro del ritual dijo entonces a las dakinis que les ofrecería lo que desearan, pero les pidió que le dejaran las cintas que representaban los rayos de luz por los que el Lama sería conducido a las tierras puras. A continuación cortó las cintas, cortando simbólicamente el camino del Lama hacia las tierras puras, y las enrolló alrededor del cuello de las dakinis. Uno a uno, los monjes que representaban a las dakinis se dieron la vuelta y abandonaron el templo, tras lo cual también se retiró la efigie del Maestro.
A continuación, el Oráculo de Nechung, que había sido invocado y había entrado en trance en el templo de Kalachakra, entró corriendo en el templo principal. Presentó sus respetos a Su Santidad y le ofreció representaciones del cuerpo, la palabra y la mente de los Budas. Le siguió la oráculo Yudrönma, que también presentó sus respetos.
Nechung reunió al Ganden Tri Rinpoché, al Sikyong y al portavoz ante Su Santidad y le entregó su petición antes de que su trance llegara a su fin.
Junto con una elaborada ofrenda del mandala, el titular del trono de Ganden, Tri Rinpoché, dio un paso al frente y, flanqueado por el Sikyong y el portavoz, comenzó a leer un agradecimiento por las hazañas de Su Santidad y una súplica para que viva mucho tiempo.
«Nosotros, la Administración Central Tibetana —en nombre de los tibetanos dentro y fuera del Tíbet, y de las Deidades Protectoras del Tíbet— nos inclinamos a sus pies y le pedimos brevemente a Su Santidad, que viva mucho tiempo. También le renovamos nuestro firme compromiso.
»Avalokiteshvara es la deidad especial del pueblo tibetano. Como prometió en el pasado: “Que sea como un padre para los seres de la Tierra de las Nieves”, se manifestó como los Tres Reyes Ancestrales: Songtsen Gampo, Trisong Detsen y Tri Ralpachen, y luego como la serie de Dalái Lamas.
»Usted nació en la región de Tsongkha Dekham de Amdo y creció en el Tíbet en una época de gran agitación, pero aun así prosiguió diligentemente su educación convirtiéndose en un gran erudito, poseedor del grado de geshe Lharampa. A los 16 años asumió la responsabilidad temporal y espiritual del Tíbet. También introdujo reformas.
»Cuando llegamos al exilio, no conocíamos a nadie, pero bajo su dirección construimos asentamientos, monasterios, conventos y escuelas.
»Usted introdujo la idea de la democracia en nuestra comunidad de exiliados, introdujo los cambios necesarios en la forma de llevarla a cabo y, finalmente, al delegar sus responsabilidades en los dirigentes elegidos, implantó realmente una democracia plenamente operativa.
»Usted ha explicado el valor del amor y la compasión a la hora de crear un mundo pacífico y más compasivo. Ha promovido la armonía interreligiosa. Ha alentado la preservación y la promoción de la religión y la cultura tibetanas, así como la protección del entorno natural del Tíbet. Ha revelado que la tradición budista tibetana es como un tesoro para el mundo y ha apoyado el renacimiento de la antigua sabiduría de la India. Estos son sus principales compromisos.
»Usted ha participado en las numerosas Conferencias Mente y Vida que han proporcionado oportunidades para que los científicos modernos y los eruditos y practicantes budistas aprendan unos de otros. Usted ha supervisado el programa SEE Learning (Aprendizaje social, emocional y ético) que demuestra cómo valores humanos tan básicos como la compasión y la calidez de corazón pueden combinarse con una educación moderna.
»Usted es unánimemente honrado y respetado como protector, refugio y guardián de todos los pueblos del Tíbet, China y Mongolia.
»Le ofrecemos los siete emblemas reales que representan el vasto océano de los campos búdicos; le ofrecemos representaciones del cuerpo, la palabra y la mente de los budas, junto con los ocho símbolos auspiciosos y las ocho sustancias auspiciosas. También deseamos hacer una ofrenda de práctica.
»Rogamos encarecidamente a Su Santidad que no renuncie a su promesa de vivir más de 125 años.
»Permanezca hasta que la existencia cíclica llegue a su fin como protector de la Tierra de las Nieves cuyos seres carecen de protección. Continúe encarnándose hasta que todos los seres estén iluminados Y otorgue las bendiciones de las cuatro excelencias: Conocimiento espiritual, prosperidad, felicidad y liberación.
»En 2011, cuando Su Santidad devolvió su autoridad temporal a los dirigentes elegidos, sólo conservó el título de “Decimocuarto Dalái Lama” y, sin embargo, el inextricable vínculo histórico entre los Dalái Lama y el pueblo tibetano sigue siendo tan fuerte como siempre.
»Nosotros, el pueblo tibetano, rogamos de todo corazón a Su Santidad que tenga a bien aceptar nuestra petición, como ha escrito el Séptimo Dalái Lama en su Alabanza a Avalokiteshvara:
»Incluso su propio nombre está bendecido. Quien lo escuche se liberará del miedo. Quienes tengan presente su nombre cosecharán frutos similares a los de realizar devociones a innumerables budas. Esto ha sido enseñado por el gran sabio con palabras de verdad, y por ello, con gran esperanza hacemos una oración para que usted, gran protector, cuya mente no está distraída, rescate a estos seres sensibles desesperados».
Los Lamas representantes de sus respectivas tradiciones se acercaron para ofrecer formalmente a Su Santidad representaciones del cuerpo, la palabra y la mente de los Budas. Mientras tanto, una procesión de personas portadoras de ofrendas recorrió el templo. Músicos y cantantes actuaban de fondo. Al final llegó un anciano vestido con una chupa blanca portando una bandera tibetana.
Dirigiéndose a la multitud, Su Santidad les dijo: «Hoy no tengo mucho que decir. Diré que no sólo están aquí seres cuyo cuerpo es una forma visible, sino que además se han sumado a nosotros en esta Ceremonia de Larga Vida los seres sin forma del Tíbet.
»El Tíbet ha atravesado grandes dificultades y, sin embargo, hemos tratado de preservar nuestra cultura y tradiciones budistas en beneficio de los pueblos de China, Mongolia y el Tíbet. Al mismo tiempo, ha crecido el interés en Occidente y los científicos se han mostrado deseosos de conocer el funcionamiento interno de la mente y las emociones. Al participar en esto siento que he conseguido algún beneficio para la doctrina. Tengo la intención de seguir haciendo lo que pueda en las próximas décadas.
»Hoy, el pueblo y los protectores del Tíbet, como Nechung, han ofrecido esta Ceremonia de Larga Vida en mi nombre. Me encuentro bien físicamente y seguiré haciendo todo lo que pueda para preservar el Dharma en las regiones del Himalaya. El propósito del budismo es ser beneficioso para los demás. Rezo para que apoyándome en este mismo cuerpo pueda seguir propiciando el bienestar de los demás. Les ruego que se sumen a mí en aspiraciones similares».