Padum, Zanskar, Ladakh, UT, India - Esta mañana Su Santidad el Dalái Lama visitó el Eid Gah por invitación de la comunidad musulmana de Padum. Fue recibido por uno de los líderes de la comunidad, tras lo cual el imán local ofreció una oración. Su Santidad saludó a su vez a los miembros de la congregación que le precedían, entre ellos adultos y escolares.
«Como monje budista —les dijo—, allá donde voy, animo a las personas a cultivar la armonía interreligiosa. Todas las tradiciones religiosas aconsejan a sus seguidores que desarrollen el amor y la compasión y que trabajen en beneficio de los demás. Por ello, siempre que puedo, visito diferentes lugares de culto, al igual que he venido a este Eid Gah esta mañana.
»Aunque es triste ver cómo estallan los conflictos entre los seguidores de las distintas tradiciones religiosas, es aún más triste presenciar las disputas entre los miembros de las distintas denominaciones de la misma fe, como vemos entre los musulmanes suníes y chiíes en Afganistán.
»Aunque nuestras distintas tradiciones religiosas afirman puntos de vista filosóficos diferentes, su propósito común es animar a sus seguidores a tener un corazón bondadoso.
«A lo largo de los años, ha habido un desarrollo material constante en toda la India, y he notado que Zanskar también se ha vuelto más próspero. Sin embargo, la felicidad duradera proviene principalmente de encontrar la paz mental y la paz mental no cae del cielo. Tenemos que hacer esfuerzos concertados para ser amables con los demás, vivir en armonía con ellos y cultivar un profundo sentido de hermandad en toda la comunidad. Tenemos que reflexionar sobre la unidad de la humanidad y sobre cómo, en nuestra infancia, sólo sobrevivimos gracias al amor y al cariño de nuestra madre».
Su Santidad recordó las buenas relaciones que existían entre los tibetanos locales y la pequeña comunidad musulmana de Lhasa. Se les invitaba a asistir a todos los festivales celebrados por el gobierno tibetano como muestra de respeto. La mayoría eran comerciantes que importaban productos de la India, pero también llevaban a los tibetanos noticias e información del mundo exterior.
«Me complace ver que aquí, en Zanskar, las comunidades musulmanas y budistas viven en estrecha armonía entre sí, por lo que hoy quiero dar las gracias de nuevo a nuestros hermanos y hermanas musulmanes. La armonía en toda la región del Himalaya es importante por las estrechas relaciones que la región ha tenido con el Tíbet, donde floreció una profunda cultura budista derivada de la histórica tradición de Nalanda que nos esforzamos por mantener viva.
»Nací en el noreste del Tíbet, donde también había una importante comunidad musulmana, por lo que he estado familiarizado con los musulmanes desde mi infancia. De hecho, el señor de la guerra musulmán local, Ma Bufang, se interesó especialmente por mí e incluso antes de que el Gobierno tibetano de Lhasa anunciara que yo era la reencarnación del XIII Dalái Lama, hizo saber que ése era su propio juicio».
Su Santidad pasó a hablar a una reunión de estudiantes y jóvenes sobre el Aprendizaje Social, Emocional y Ético (SEE Learning), que implica educar el corazón y la mente. Este acto atrajo a más de cuatro mil personas del público en general.
«El tiempo siempre avanza; nada puede detenerlo —observó Su Santidad—. No podemos cambiar el pasado, pero podemos moldear el futuro. Cuanto más compasivos seamos, más encontraremos la paz interior. Sin embargo, los sistemas educativos actuales tienden a no potenciar adecuadamente la naturaleza humana básica. Dado que los seres humanos tienen una capacidad natural para pensar con profundidad, la educación es un factor clave para crear un futuro mejor.
»Creer o no en la religión es un asunto privado. Sin embargo, tenemos la responsabilidad colectiva de crear las condiciones propicias para la paz en el mundo. Dado que los conflictos no pueden resolverse por la fuerza, nuestro objetivo debe ser un mundo desmilitarizado.
»Es nuestra naturaleza esencial ser compasivos. Desde el momento en que nacemos, nuestra madre nos cuida. Sin estos cuidados no sobreviviríamos. Esta experiencia es nuestra primera oportunidad de aprender que la compasión es la raíz de toda felicidad. Sin embargo, esta apreciación natural de la compasión parece desvanecerse cuando vamos a la escuela. Necesitamos que nos recuerden que la buena salud y un estado de paz mental se basan en el amor y la compasión.
»La educación moderna sería más completa si incorporara los antiguos conocimientos indios, incluidos los antiguos principios de 'karuna' y 'ahimsa', desde el punto de vista de la ética secular».
Su Santidad explicó que su propia educación comenzó de niño y que recibió instrucciones sobre lógica y razonamiento, así como sobre el entrenamiento de la mente. Reveló que, aunque la tradición que se siga es una cuestión personal, él ha recibido enseñanzas pertenecientes a todas las principales tradiciones budistas del Tíbet. Y el propósito esencial de todas ellas es fomentar la paz mental.
Cuando una persona del público formuló una pregunta sobre cómo la práctica del control de la natalidad puede contribuir a limitar la creciente población mundial, Su Santidad respondió que es importante evaluar las circunstancias y actuar en consecuencia.
Al finalizar la reunión, Su Santidad aconsejó a las personas jóvenes que se encontraban ante él que estudiaran la filosofía budista tal y como se recoge en las Tres Cestas (Sutra, Abhidharma y Vinaya) y que se dedicaran a la práctica de los Tres Entrenamientos Superiores (ética, concentración y sabiduría).
Por último, ofreció la transmisión oral de los mantras de Manyushri y Arya Tara, y observó que la recitación del mantra de Manyushri ayuda a los estudiantes a aprender a corto plazo, mientras que a largo plazo los conduce a la budeidad.
Su Santidad dijo a los reunidos que se alegraba de haber tenido la oportunidad de hablar con personas jóvenes, y añadió lo importante que es cultivar la bodichita y la sabiduría que comprende la vacuidad, que constituyen la esencia de las enseñanzas de Buda. Al despedirse de ellos, también les dijo: «Hasta la próxima».