Theckchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Una delegación de 75 mujeres jóvenes de la Organización de Mujeres Jóvenes de la FICCI (YFLO, por sus siglas en inglés), de Delhi, visitó a Su Santidad el Dalái Lama esta mañana. YFLO es una plataforma para que mujeres jóvenes de diversos orígenes profesionales y empresariales interactúen entre sí. Sus objetivos principales son promover el espíritu empresarial y la excelencia profesional entre las mujeres, actuar como catalizador para el adelanto social y económico de la mujer y de la sociedad en general y concienciar a las mujeres de sus puntos fuertes.
Cuando Su Santidad entró en la sala, saludó al grupo con un luminoso «Buenos días», antes de pedirles que se sentaran. Una representante le ofreció un regalo y el informe anual de FLO titulado: «Mujeres Transformando la India».
Su Santidad abrió su intervención con las siguientes observaciones.
«Estamos en el siglo XXI. Si miramos hacia atrás, el siglo XX fue una época de violencia y miedo. Por lo tanto, debemos hacer de este siglo una era de no violencia y compasión. Con respecto a la compasión, hay pruebas científicas de que las mujeres son más sensibles al dolor de los demás. De hecho, en la historia de la humanidad, la mayoría de los guerreros, o asesinos, eran hombres, mientras que las mujeres muestran sistemáticamente una mayor preocupación por el bienestar de los demás.
»En este siglo debemos hacer un esfuerzo especial para promover la bondad amorosa y las mujeres deben asumir un papel protagonista en esto. No deben quedarse en casa, sino apoyar y participar en la educación.
»Hace algunos años, la editora de una revista femenina francesa me preguntó si alguna vez podría haber una mujer Dalái Lama y le dije: “Sí, por supuesto, si ello fuera más efectivo”. En la historia tibetana ya existe el caso de la reencarnación de un alto líder espiritual que nació como mujer en el linaje de Samdhing Dorje Phagmo.
»El Buda dio a hombres y mujeres igualdad de oportunidades en el sentido de que ofreció la ordenación como Bhikshu a los hombres y como Bhikshuni a las mujeres. Aunque la introducción del linaje Bhikshuni en la tradición tibetana es algo que no puedo lograr por mí mismo, he sido capaz de animar a las monjas y mujeres a estudiar. El resultado es que ahora hay monjas que han alcanzado el nivel más alto de educación, (el grado de Gueshe-ma)».
Su Santidad explicó que las madres dieron a luz a los 7.000 millones de seres humanos que viven hoy en día. Añadió que el impacto del afecto que mostraron permanece con nosotros hasta que morimos. Por el contrario, el impacto en las personas cuyas madres las descuidaron o cuyas madres fallecieron permanece con ellas como un sentimiento de inseguridad durante toda su vida. Recordó la bondad de su propia madre:
«Mi propia madre era esencialmente amable. Ella era particularmente amable conmigo, en ese momento su hijo menor. No había escuela en nuestra aldea y ella era analfabeta, pero era naturalmente amable. Yo no tenía juguetes con los que jugar, sino que iba sobre sus hombros mientras trabajaba en el campo o con nuestros animales. Nosotros, sus hijos, nunca vimos una expresión de enojo en su rostro. Era amable con nosotros, amable con nuestros vecinos. Cuando las víctimas de la hambruna llegaban a la puerta, ella siempre les encontraba algo de comer. Es por ella que soy la persona feliz y sonriente que soy hoy».
Su Santidad se refirió a la discriminación contra la mujer por motivos de costumbre religiosa como algo fuera de lugar. Sugirió que la discriminación en relación con el sistema de castas parece inapropiada si Brahma es la fuente de cada casta. También criticó la costumbre social de despreciar a las mujeres, pero sugirió que sólo se puede cambiar a través de la educación, en la que las mujeres deben participar. Finalmente, aconsejó que debería haber más mujeres en la política.
Atashi Saraf Singhania, Presidente de YFLO, agradeció a Su Santidad en nombre del grupo por tomarse el tiempo para verlas. Citando a Swami Vivekananda: «No hay oportunidad para el bienestar del mundo a menos que se mejore la condición de la mujer», dijo a Su Santidad que las integrantes de YFLO quieren alentar a las mujeres jóvenes en todas las áreas de la actividad comercial y empresarial.
Respondiendo a las preguntas del grupo, Su Santidad enfatizó la importancia de la visión de futuro como fuente de inspiración. Sugirió que necesitamos una visión del mundo que nos gustaría ver en 2029 y que debemos aspirar ahora a asegurar que para mediados de este siglo el mundo sea un lugar más feliz y más pacífico. Señaló que muchos de los problemas a los que nos enfrentamos son de nuestra propia creación. Sin embargo, expresó su admiración por la India como un país libre y democrático que demuestra que la armonía entre las diferentes religiones es posible. Este es un ejemplo de que la India puede establecer el mundo.
En el contexto del sistema educativo de orientación materialista de hoy en día, ensalzó las cualidades del antiguo conocimiento indio, arraigadas en las prácticas de cultivar la calma mental, una mente concentrada de manera unificada (shamatha) y las percepciones derivadas de la meditación analítica (vipashyana). Estas prácticas han llevado a una comprensión acumulativa del funcionamiento de la mente y de las emociones, lo que ha llevado a su transformación y al logro de la paz mental. El Buda fue un producto de tales tradiciones indias, que también fomentaban la práctica del ahimsa o no violencia y tomaban su motivación en el karuna o la compasión. Mencionó que entrenar la mente es más efectivo que orar por sí solo.
Su Santidad expresó cierta tristeza porque los indios modernos prestan poca atención a las cualidades de la antigua India. Declaró que la civilización del Valle del Indo comparada con las antiguas civilizaciones de Egipto y China había producido una corriente de pensadores brillantes. Estos culminaron en el Buda y los grandes maestros de Nalanda, cuyas obras fueron la base de su propio estudio y entrenamiento. Señaló que el renombrado físico indio, Raja Ramana, le había dicho una vez que aunque la física cuántica es relativamente nueva en Occidente, muchas de sus ideas fueron anticipadas por el antiguo pensamiento indio.
Cuando se le preguntó cómo inculcar un sentido de gratitud en los niños, Su Santidad recomendó mostrarles afecto. Invitado a definir el propósito de la vida, respondió que es ser feliz y alegre. Si estás lleno de alegría, dijo, tu salud será buena, tu familia será feliz y esa felicidad afectará el ambiente de la comunidad en la que vives. Comentó burlonamente que las mujeres jóvenes como las que estaban frente a él gastan tiempo y dinero en cosméticos para verse bien, pero una sonrisa en lugar de un ceño fruncido puede hacer que cualquier rostro sea más bello.
Otra interrogadora quería saber cómo vivir una vida feliz. Su Santidad le dijo que todos vivimos en la esperanza, esperando que algo bueno suceda. Como seres humanos tenemos que usar nuestra inteligencia y ser realistas. Esto implica mirar las cosas desde diferentes ángulos para ver la imagen completa.
«Se sincera y transparente —recomendó—. Si dices una mentira, conduce al miedo y a la ansiedad. La transparencia y la preocupación por los demás lleva a la confianza, y la confianza lleva a la amistad, y todos necesitamos amigos. Este es el pensamiento de Nalanda, un pensamiento indio».
Su Santidad señaló que cuando anima a otros a triunfar, la competencia tiene un resultado favorable, pero cuando resulta en la obstrucción y el fracaso de otros, es inaceptable.
Agradeció al grupo por venir, les dijo lo mucho que le había gustado hablar con ellos y posó para tomarse fotografías con ellos antes de regresar a su residencia.