Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana, el Tsuglagkhang, el Templo Principal Tibetano, se encontraba adornado con hermosas guirnaldas de caléndulas, colocadas cuidadosamente como parte de una solemne ceremonia para orar por la larga vida de Su Santidad el Dalái Lama. Una brillante luz solar bañaba los majestuosos picos de las montañas, que se recortaban con nitidez contra un cielo azul totalmente despejado.
Cuando Su Santidad llegó a la puerta de su residencia, Gibong Rimpoché y Lochen Rimpoché, en representación del pueblo de Kinnaur, se adelantaron para darle la bienvenida. En el patio del templo, un hombre y una mujer de Kinnaur ofrecieron una bienvenida tradicional, presentando a Su Santidad tsampa y yogur.
El pasillo estaba adornado con mujeres de Kinnaur luciendo sus mejores galas, con chales de ricos diseños y elaborados tocados. Cantaron para recibir a Su Santidad, quien saludó con la mano a las personas reunidas a ambos lados para verlo pasar, regalándoles una cálida sonrisa. Mientras tanto, en el templo se recitaba un mantra que combinaba el mantra de Arya Tara con el mantra del nombre completo de Su Santidad.
Frente a Su Santidad, después de que tomó asiento, y presidiendo la ceremonia de larga vida de hoy, se encontraba Gibong Rimpoché, la reencarnación de Gyen Rigzin Tenpa, uno de los maestros de Su Santidad. A la izquierda de Su Santidad estaba sentado Lochen Rimpoché y, a su derecha, la reencarnación de Khunnu Lama Tenzin Gyaltsen, otro de sus maestros. Los maestros estaban acompañados por 1.800 personas provenientes de Kinnaur, en el norte de Himachal Pradesh.
Las oraciones comenzaron con la Oración de los Tres continuos, seguida de la Oración de las Siete Ramas. Se ofrecieron y distribuyeron té y arroz dulce ceremonial entre los asistentes. Una procesión de kinnauris portando ofrendas, como estatuas sagradas y volúmenes de escrituras, recorrió el templo.
Gibong Rimpoché ofreció a Su Santidad una mandala del universo junto con representaciones del cuerpo, el habla y la mente de la iluminación. Lochen Rimpoché presentó el Jarrón de Larga Vida, bendecido durante el ritual de Arya Tara, la Rueda Otorgadora de Deseos, así como néctar y píldoras de longevidad. Después de ellos, participaron en la ofrenda Khunu Lama Jangchub Nyima y Ga Rimpoché. Su Santidad les entregó a cada uno de ellos una estatua del Buda.
La oración por la larga vida de Su Santidad, compuesta por sus dos tutores, Ling Rimpoché y Trijang Rimpoché, fue recitada. La oración incluye un estribillo:
«… con ferviente devoción ofrecemos nuestras plegarias:
que Tenzin Gyatso, protector de la Tierra de las Nieves, viva durante cien eones.
Derrama sobre él tus bendiciones para que sus aspiraciones se cumplan sin obstáculos».
Y continúa:
«Oramos para que, por el poder de esta plegaria,
expresada desde un corazón lleno de ferviente devoción y humildad,
el cuerpo, el habla y la mente del corazón de la Tierra de las Nieves,
el supremo Ngawang Lobsang Tenzin Gyatso,
sean indestructibles, inmutables e incesantes.
Que permanezca durante cien eones,
sentado en un trono de diamante,
trascendiendo la decadencia y la destrucción».
Dirigiéndose a la congregación, Su Santidad comenzó:
«Hoy estamos reunidos en un lugar donde las personas interesadas en el dharma budista pueden encontrarse con alegría y deleite. Soy alguien que nació en Amdo y viajó a Lhasa, donde presenté mis exámenes finales en los patios de las grandes universidades monásticas y el templo Jokhang.
»He recibido transmisiones orales, instrucciones guiadas, iniciaciones y muchas enseñanzas de mi Tutor Principal, Ling Rimpoché, a quien estoy profundamente agradecido. No tomaba las cosas a la ligera y, a menudo, era bastante estricto, pero era muy dedicado cuando se trataba de enseñar. Con él estudié filosofía. Trijang Rimpoché también me enseñó con gran amabilidad.
»Además, conté con el apoyo de varios Asistentes de Debate. Entre ellos, Deyang Tsenshab era erudito pero humilde, y en los debates aprovechaba eso. Ngodup Tsognyi era hábil para captar el punto preciso del debate. Realmente fue de gran ayuda.
«Hemos estado en el exilio durante mucho tiempo, pero eso nos ha ofrecido también oportunidades. Si no hubiéramos tenido que exiliarnos, dudo que hubiera podido estudiar tan profundamente como lo hice. Me habría visto envuelto en todo tipo de rituales y otras obligaciones.
»Los tibetanos, tanto dentro como fuera del Tíbet, han depositado una gran confianza en mí, y he hecho todo lo posible por responder a esa confianza. Hoy, los miembros de los monasterios, conventos y las comunidades laicas de Kinnaur están realizando oraciones por mi larga vida basadas en Tara Blanca, la Rueda Otorgadora de Deseos».
Mientras sus palabras eran traducidas al hindi, Su Santidad se colocó un sombrero kinnauri y sonrió. Señaló que, aunque el exilio significó separarse de su país, esta experiencia también permitió que los kinnauris, tibetanos y un número creciente de personas de todo el mundo accedieran a sus enseñanzas.
«Como seres humanos —continuó—, debemos vivir de manera acorde con la dignidad, la honestidad y la bondad de corazón. Sin preocuparnos demasiado por vidas pasadas o futuras, como seres humanos nuestro principal propósito debería ser ayudar a los demás. Esto es algo que tanto los budistas como quienes no lo son pueden comprender y valorar.
»Enseño cómo desarrollar la humildad y una mente serena. Si logramos cultivar amor y compasión, esto fomentará la armonía entre las personas en todo el mundo. Con ello, nuestras vidas habrán tenido sentido y valor. Por otro lado, sería lamentable dividirnos y enfrentarnos por razones de “nosotros” y “ellos”. Compartir nuestras vidas con los demás, guiados por el amor, la compasión y un sentido de unidad humana, es la mejor manera de vivir.
»Como seres humanos que habitamos esta tierra, necesitamos ser sinceros y auténticos, fomentar el amor y la compasión entre nosotros y evitar crear enemigos. Siento que he contribuido, en alguna medida, a que otros aprecien estos valores, y ustedes también han hecho lo mejor que han podido, por lo cual les agradezco».
Su Santidad declaró que el mejor regalo del dharma es generar el voto del bodisatva. Comentó que medita en la mente del despertar de la bodichita tan pronto como despierta cada mañana, y renueva su voto de bodisatva poco después.
Mencionó que, en el exilio, ha enfrentado muchos altibajos, pero ha encontrado fortaleza en las enseñanzas del Buda, que hablan de cultivar un buen corazón y una intención amable para beneficiar a los demás.
«El dharma —dijo— trata de domar nuestras mentes y cultivar un corazón con la intención de ser útil a los demás. Aquí estamos, en la Tierra del Buda, donde podemos tomar el voto del bodisatva y practicar la bodichita como parte de nuestra vida diaria.
»Como ya he mencionado, renuevo mi voto de bodisatva todos los días. Siento que me brinda el amor, la compasión y el coraje para trabajar por los demás. Me ayuda a dedicarme al bienestar de los demás, y por eso considero que es fundamentalmente beneficioso.
»El Buda Shakyamuni falleció hace más de 2.500 años, y sin embargo, sus enseñanzas no se han quedado obsoletas; siguen siendo relevantes hoy en día. Como resultado, muchas personas, incluso sin una conexión previa con el budismo, están mostrando interés en él. Incluso en China, donde ha habido una fuerte oposición a la religión, la fe en el budismo se mantiene firme.
»Por lo tanto, aprovechemos esta preciosa oportunidad para tomar el voto del bodisatva con alegría en nuestros corazones. Esto será algo significativo. Por favor, reflexionen sobre lo afortunados que somos».
Su Santidad explicó cómo visualizar al Buda frente a nosotros, rodeado por los Dieciséis Arhats, los Seis Ornamentos y Dos Supremos, los reyes del dharma tibetanos y los maestros de todas las tradiciones budistas tibetanas. Pidió a la congregación que recitara los siguientes versos tres veces después de él y que intentaran tomar el voto diariamente, tal como él mismo hace:
«Voy por refugio a las tres joyas.
Confieso todas mis faltas.
Me regocijo en la virtud de los seres.
Sostendré la iluminación de Buda en mi mente.
»Hacia el Buda, Dharma y Sangha,
voy por refugio hasta la iluminación.
Para lograr el bien propio y ajeno,
generaré bodichita.
»Tras generar la suprema bodichita,
tomo a todos los seres como mis invitados.
Que, entregándome a las mejores prácticas de los bodisatvas,
pueda iluminarme para beneficiar a los seres».
Después de esto, Su Santidad otorgó la transmisión de los mantras del Buda, Avalokiteshvara, Tara y Guru Rimpoché.
Agradeció a todos los que habían contribuido con las oraciones ofrecidas por su larga vida en ese día. Les comentó que, según las indicaciones en sus sueños, vivirá más de ciento diez años, lo que fue recibido con un aplauso lleno de alegría.
Su Santidad reflexionó nuevamente sobre su vida, recordando su nacimiento en Siling, sus estudios en el Tíbet Central, su visita a China y su exilio. Frente a los altibajos que ha enfrentado, afirmó que ha sido la bodichita la que le ha otorgado paz mental, un buen corazón, valor y fortaleza interior.
La ceremonia de larga vida concluyó con la recitación de la Oración de las Palabras de la Verdad, compuesta por Su Santidad en 1960. La oración termina así:
«De esta manera, el protector Avalokiteshvara hizo grandes plegarias frente a Budas y bodisatvas para abrazar completamente la Tierra de las Nieves. Que se cumplan rápidamente los buenos resultados de estas plegarias.
»Por la profunda interdependencia de la vacuidad y de las formas relativas, junto con la fuerza de la gran compasión, las Tres Joyas y sus palabras de verdad, y a través del poder y la infalible ley de las acciones y sus frutos, que nuestra oración verdadera se haga realidad pronto y sin obstrucciones».