Shewatsel, Leh, Ladakh, India - Esta mañana Su Santidad el Dalái Lama realizó un corto trayecto en coche a través del Indo para visitar el Imam Bargah, una mezquita en la cercana Chuchot Yokma. A su llegada fue recibido por representantes de las comunidades chiíta y suní, que lo acompañaron hasta su asiento. La moderadora del acto, una joven, dio la bienvenida a Su Santidad y a los demás invitados.
El jeque Nazir Ahmed Sharifi, vicepresidente de Anjuman Imamia recitó una emotiva oración para inaugurar formalmente los actos. El representante chiíta, Ashraf Ali Barch, Presidente de Anjuman Imamia, se dirigió a los presentes en ladaquí. Expresó su gran admiración y afecto por Su Santidad como hombre de paz, como alguien que declara constantemente que todos somos iguales como seres humanos y como alguien que hace grandes esfuerzos para promover la armonía interreligiosa.
El representante suní, el Dr. Abdul Quayoum, presidente del Anjuman Moin-ul-Islam (AMI), se dirigió a los presentes en inglés:
«Una vez más Su Santidad el Dalái Lama está aquí con nosotros en esta mezquita y es el mes sagrado de Muharram. Su Santidad es conocido por sus enseñanzas sobre la paz, la armonía, la hermandad y la rectitud. Le encanta venir a Ladakh y a nosotros nos encanta escucharlo. Le damos las gracias por llevar a Ladakh en su corazón, por favor no nos olvide».
El Dr. Abdul Quayoum mencionó que se está preparando una traducción del Sagrado Corán al tibetano y leyó en voz alta un prólogo que Su Santidad ha proporcionado.
«Felicito a la Comunidad Musulmana de Ladakh por traducir el Sagrado Corán al tibetano. Como digo a menudo, todas las grandes religiones del mundo transmiten el mismo mensaje de amor, compasión y servicio altruista a otros seres vivos. Durante miles de años nuestras diversas religiones han aportado inmensos beneficios a innumerables seres humanos. No me cabe duda de que sería de gran ayuda que sus escrituras sagradas se tradujeran a las distintas lenguas del mundo».
Su Santidad se dirigió a la congregación de hombres y mujeres en tibetano y sus palabras fueron traducidas al ladakhí.
«Sea quien sea con quien me encuentre —dijo—, considero que todos somos iguales en tanto que seres humanos. Los ocho mil millones de personas que viven hoy en día fueron nutridas por el amor y el afecto de sus madres nada más nacer. Así es como empieza nuestra vida. Por lo tanto, más adelante, cuando seamos adultos y estemos en la mitad de nuestras vidas, debemos hacer lo que podamos para cuidar de los demás. Si hacemos eso, cuando llegue el momento de nuestra muerte, moriremos en una atmósfera de afecto.
»Lo triste es que, aunque nuestra vida comience disfrutando del amor y el afecto de nuestra madre, más tarde llegamos a centrarnos en diferencias de religión, raza o nacionalidad que nos llevan a ver a los demás en términos de “nosotros” y “ellos”.
»Lo pasado, pasado está, no podemos cambiarlo, pero lo que sí podemos hacer es trabajar para crear un mundo más pacífico ahora y en el futuro. Además, tenemos que tener en cuenta el calentamiento global. En todo el mundo hace cada vez más calor. Los científicos nos han advertido de ello y las pruebas están claras ante nosotros. Además, las escrituras budistas, en el Abhidharmakosha, hablan de que el mundo será destruido por el fuego. Lo que vemos ahora puede ser el comienzo de ese proceso.
»Históricamente los seres humanos han luchado y se han matado unos a otros. En estos momentos en que hay riesgos que nos afectan a todos, debemos esforzarnos por ayudarnos mutuamente en un ambiente de paz y armonía».
Mientras mordía un albaricoque maduro, Su Santidad comentó que aunque tiene 88 años todavía conserva todos sus dientes.
Observó que, si todos cultiváramos una mayor conciencia de la unidad de la humanidad, seríamos más capaces de trabajar juntos por amor y compasión. La gente de todo el mundo, dijo, está harta de luchar y tratar de resolver los problemas mediante el uso de la fuerza, está pasado de moda.
«Todos los seres humanos de esta tierra son iguales en el deseo de ser felices y de no sufrir dolor. Rezo para que los pueblos del mundo no se hagan daño sino que vivan en paz y armonía.
»Nuestra reunión en esta mezquita es un símbolo de hermandad. Soy monje budista, pero respeto todas las tradiciones religiosas porque en su núcleo hay un mensaje común sobre el valor del amor y la compasión. No sirve de nada hablar críticamente de “mi religión” o “su religión”.
»En el Tíbet casi todos seguimos la misma tradición budista y, sin embargo, existen diferencias entre las tradiciones sakya, kagyu, Ñingma, Geluk y Jonang. A veces nos referimos a estas diferencias en términos del color de nuestros sombreros, comparando los “sombreros amarillos” con los “sombreros rojos” y demás.
»He recibido instrucciones de maestros de todas estas tradiciones diferentes y me he esforzado por ponerlas en práctica. Una de las razones por las que lo he hecho es para establecer la armonía entre nuestras diversas tradiciones tibetanas.
»Hoy nos hemos reunido todos en esta mezquita para mostrar nuestra amistad y respeto mutuos. Entre nosotros hay aquí miembros de las dos principales comunidades musulmanas, las tradiciones chiíta y suní, y me gustaría ofrecer una Rueda del Dharma a cada uno de ellos.
»En Ladakh podemos observar una fuerte tradición de armonía y ética. Al tiempo que conservamos la conciencia del amor y el afecto mutuos como seres humanos, también sería bueno mantener la armonía entre nuestras tradiciones religiosas.
»Ahora, es hora de comer».
Su Santidad y los demás invitados disfrutaron juntos de un suntuoso almuerzo.
Cuando estaba a punto de ponerse en pie para marcharse, varios miembros de la congregación se acercaron a pedirle sus bendiciones. Mientras se dirigía a la puerta, sonrió y saludó a la gente a ambos lados del pasillo, y ellos le devolvieron con gusto la sonrisa. Durante el corto trayecto en coche que atravesaba Chochut Yokma y Choglamsar, había grupos de personas que se alineaban a los lados de la carretera con pañuelos de seda y flores frescas en las manos, deseosos de vislumbrar a Su Santidad a su paso. Llegó a su residencia en pocos minutos.