Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Tras una noche sorprendentemente tormentosa, Su Santidad el Dalái Lama caminó desde la puerta de su residencia hasta el patio cubierto del templo al abrigo de un paraguas. Tibetanos ataviados con trajes tradicionales le ofrecieron el «Chema Changpu». Lanzó una pizca de tsampa y una gota de té al aire a modo de auspicio. Alumnas vestidas con chupas verdes y pañuelos de seda blanca se alineaban en el camino central. En la zona abierta de más allá, las bailarinas de Tashi Shölpa cantaban y bailaban para darle la bienvenida. Su Santidad se desvió de su camino para saludar a los miembros de la multitud que se encontraban en el patio y sentados alrededor del templo. Una vez hubo tomado asiento, sonrió al pequeño grupo de estudiantes que estaban ante él y dijo: «Empecemos», lo que fue la señal para que comenzaran a debatir la definición de la mente como «claridad y congnición».
Su Santidad abrió su propio discurso observando que hoy los jóvenes tibetanos eran el principal foco de atención de la enseñanza. Había 985 estudiantes de varias escuelas locales del TCV, 181 de la universidad y 200 de las clases de introducción al budismo de Dharamsala, además de 5.695 miembros del público en general, incluidos ciudadanos de 58 países diferentes. Les dijo que lo que quería hacer era dirigir una sencilla ceremonia para cultivar la mente que aspira al despertar o bodichita.
«Genero el pensamiento de la bodichita cada día desde el momento en que me despierto —les dijo—. Rezo por el bienestar de todos los seres sensibles, pero muy especialmente por los seres humanos de este mundo. Hacerlo me aporta paz mental. Respaldo este pensamiento con la reflexión sobre la vacuidad de existencia inherente. Recito y reflexiono sobre una estrofa de El Modo de Vida de los Bodisatvas de Shantideva que dice:
»Que, mientras el espacio perdure,
y los seres sensibles permanezcan,
pueda yo también permanecer
para disipar las miserias del mundo. 10/55
»Lo que también me da valor para trabajar por todos los seres sensibles. Relaja mi mente. Me permite dormir profundamente. Como resultado, mi mente no experimenta agitación. Por la noche, visualizo a Avalokiteshvara en la coronilla de mi cabeza, recito manis y me duermo. Cuando disfrutamos de tal serenidad, tenemos paz mental y salud física.
Se distribuyó té y pan entre la congregación. Tras arrancar y comer un poco, Su Santidad compartió su pan con los estudiantes que tenía ante sí. En ese momento, los direcctores y profesores le ofrecieron formalmente un mandala.
«Hoy hablaremos de la bodichita y mañana daré el permiso para la ráctica de Manyushri, que ayuda a aumentar la inteligencia y, por tanto, es muy útil para los que estáis estudiando.
»El Modo de Vida de los Bodisatvas de Shantideva describe la bodichita como digna de nuestro respeto y homenaje. Aunque alguien nos haga daño, si tenemos bodichita renunciaremos a tomar represalias. Tener un buen corazón es fuente de felicidad y alegría para todos. Nos permite dormir bien. Nos aporta paz mental. Es una fuente de felicidad duradera.
»Los demás pueden malinterpretar lo que decimos o hacemos, pero si tenemos una buena motivación, no nos enfadaremos por ello. Si los demás nos critican, no nos disgustaremos, permaneceremos tranquilos. Puesto que medito regularmente en la bodichita, estoy familiarizado con ella. Incluso cuando se destruyen imágenes de Buda, mi bodichita se ocupa de que conserve la paz mental.
»En el Tíbet, la tierra bendecida por Avalokiteshvara, no hacemos daño ni siquiera a los insectos pequeños, aunque admito que si un mosquito me perturba el sueño, es probable que lo espante. Siento compasión incluso por los chinos que han hecho la vida tan difícil a los tibetanos. Intento ser amable a cambio.
»Genero bodichita día y noche. Todo progreso espiritual depende de ella. Si tienes bodichita, puedes acumular inmensos méritos a cada momento. Debemos entusiasmarnos por desarrollar esta aspiración a la iluminación.
»Por supuesto, debemos ser precavidos con las personas que están dispuestas a hacernos daño, pero el odio no nos ayudará a derrotarlos. Lo hará la bodichita. Por eso la calidez de corazón es preciosa y valiosa.
»Podemos recitar oraciones, pronunciar mantras y repicar tambores, pero la verdadera clave de la práctica espiritual es generar compasión. Apreciar los instrumentos rituales pero despreciar la bodichita es un craso error.
»Los tibetanos suelen ser considerados bondadosos, por lo que cultivar la bodichita y la bondad sencilla es ayudar a la causa tibetana.
»No pretendo ser nadie especial, pero gracias a la bodichita, mientras los seres perduren, estoy decidido a servirl a los seres lo mejor que pueda. La bodichita no es algo que sólo beneficie a los demás, sino que garantiza nuestro propio bienestar. Si me siguen, también deberían entusiasmarse con la bodichita».
Su Santidad informó de que ha oído que cada vez más chinos prestan atención a sus enseñanzas sobre la bodichita. Explicó que no iba a realizar un ritual largo y complicado, sino que daría orientaciones sobre la meditación en la bodichita convencional y última. Declaró que los seres sufren a causa del karma y que lo crean como resultado de sus mentes ingobernables. Los animales, dijo, pueden no ser capaces de distinguir el bien del mal, pero como seres humanos sí podemos. Podemos desarrollar un sentimiento de afecto hacia todos los seres sensibles. Animó a sus oyentes a pensar un rato en la bodichita y a reflexionar sobre el deseo: «Que todos los seres sensibles tengan felicidad y sus causas y que todos estén libres del sufrimiento».
«El sufrimiento que experimentamos se debe al apego —prosiguió—. Así que tenemos que preguntarnos dónde está ese “yo” al que estoy tan apegado. ¿Está en mi cabeza? ¿Está en mi corazón? Hablamos de mi cuerpo, de mi cabeza, pero ¿dónde está el “yo” que posee estas partes? Nuestro yo, nuestro sentido del “yo”, parece ser algo sólido, pero si realmente lo buscamos, no podemos encontrar eso tan sólido. Lo que podemos decir es que el yo existe como algo designado sobre la base de nuestros agregados psicofísicos.
»Me llamo Tenzin Gyatso, pero cuando me busco, no encuentro a ningún Tenzin Gyatso como algo independiente y apartado. Acabo de comer pan, pero soy incapaz de encontrar al que lo comió. El “yo” sólo existe como designación, no según sus propias características. Pensemos en esta falta de un yo independiente y sólido.
»Si buscamos desde la coronilla de la cabeza hasta la planta de los pies, no encontraremos un yo independiente y distinto. Aunque no exista por sí mismo, existe como una mera designación. Todo lo que existe parece existir objetivamente y, sin embargo, en realidad sólo existe a modo de nombre, de etiqueta o designación. Esto no significa que las cosas no existan, sólo significa que existen como meras designaciones o convenciones mundanas.
»El cuerpo de forma de un Buda, su aspecto físico, surge debido a la bodichita, mientras que su mente omnisciente surge de la meditación en la sabiduría. Todo surge en dependencia de otros factores.
»Por favor, transmitan esto. En última instancia, un buen corazón es importante. Digan a sus familiares y amigos que Su Santidad el Dalái Lama nos aconseja cultivar un buen corazón. Díganles que ésta es la base de mi práctica».
Al responder a las preguntas de los alumnos, Su Santidad aconsejó a quienes se sientan demasiado distraídos que practiquen la concentración unificada en un solo objeto para familiarizarse con ella. Sugirió que cultivando la meditación de establecimiento mental en un solo objeto y la meditación analítica se puede limitar la distracción.
Su Santidad conversó sobre cómo en el pasado el Tíbet tenía poco contacto con otros países y cómo su desarrollo material había sido limitado. Por contraste, en Occidente se experimentaba un notorio florecimiento material, pero poca comprensión del funcionamiento de la mente y las emociones. Hoy en día, sobre todo los científicos se interesan mucho por las amplias explicaciones sobre la mente y las emociones que los tibetanos recibieron de la India.
Invitado a explicar qué es la bodichita, Su Santidad señaló que es el punto de referencia del camino Mahayana. Repitió que cultivándola reunimos méritos, mientras que desarrollando la comprensión de la vacuidad acumulamos sabiduría.
Por último, se preguntó a Su Santidad cómo es la experiencia de la gran compasión. Reveló que, debido a su habituación a ella en vidas pasadas, incluso de pequeño se sentía inclinado a proteger a los pequeños insectos y a no hacerles daño.
«A medida que fui creciendo estudié libros como El Modo de Vida de los Bodisatvas de Shantideva y aprendí sobre el fundamento lógico en el que se basa la compasión. Conocí y puse en práctica prácticas poderosas como la de igualarnos e intercambiarnos con los demás. El resultado ha sido que, cuando pienso en ello, la sola idea de la bodichita me hace llorar de emoción».
El maestro de canto puso fin a la sesión comenzando a recitar la Oración de las palabras de la verdad. Los estudiantes y la mayoría de las demás personas del público se sumaron a ella. Antes de abandonar el templo, Su Santidad se acercó al borde de la plataforma y se dirigió directamente a los estudiantes, animándoles a estudiar con ahínco y haciendo hincapié en la necesidad de participar en debates para agudizar la mente.