Nueva Delhi, India – Había una brisa fresca, a pesar del cielo radiante, cuando Su Santidad el Dalái Lama llegó esta mañana al Instituto Jesús y María, una importante institución educativa para mujeres. La directora, Sor Rosily le dio una calurosa bienvenida al salir del coche. Cinco jóvenes tibetanas, estudiantes del Instituto, le ofrecieron el tradicional chema changpu en la puerta del auditorio.
Su Santidad participó con Sor Rosily y otros miembros del personal directivo en el encendido de una lamparilla. Un grupo de mujeres jóvenes cantó. Después de que la Dra. Jyotsana Sethi presentara a Su Santidad, Sor Rosily le dio la bienvenida, explicando que el instituto se está preparando para celebrar el bicentenario de su organización fundacional y las bodas de oro del propio instituto.
«Respetada hermana mayor y hermanas y hermanos menores —comenzó diciendo Su Santidad—, los 7.000 millones de seres humanos que hay actualmente en este planeta son física, mental y emocionalmente iguales. Todos deseamos vivir una vida feliz y todos tenemos el mismo derecho a hacerlo. Independientemente de cómo intentemos cumplir este deseo, es importante que tengamos conciencia de la unidad de la humanidad. Todos somos miembros de una familia humana. Los cristianos dicen que todos somos hijos de un solo Dios, los budistas decimos que todos los seres sensibles compartimos el mismo deseo de felicidad.
»En este momento, mientras disfrutamos en paz y tranquilidad de nuestra mutua compañía, en otras partes del mundo la gente se mata entre sí con ira y odio impulsados por un sentimiento de ‘nosotros’ y ‘ellos’. Esto hace aún más urgente que cumplamos con nuestra responsabilidad común de hacer que el siglo XXI sea diferente del siglo XX, durante el cual los historiadores estiman que murieron 200 millones de personas de manera violenta. Creo que estas estadísticas impactan en nuestras mentes, impulsándonos a encontrar formas de evitar el uso de la fuerza.
»Me siento esperanzado e inspirado por el espíritu de la Unión Europea. Después del final de la Segunda Guerra Mundial, los países de Europa que habían estado envueltos durante siglos en conflictos violentos decidieron establecer la paz en la comunidad en general por encima de los intereses nacionales locales. Siento una gran admiración por este espíritu. Hemos visto algo similar en la India que solía ser una serie de reinos en disputa, que ahora participan en la gran república. La gente del sur puede argumentar que su lengua es más rica que el hindi, los punjabis pueden argumentar que trabajan más duro, pero todos están orgullosos de ser indios. Espero que llegue el momento en que algo como el espíritu de la Unión Europea esté presente en África, América Latina e incluso aquí en Asia.
»Los científicos nos dicen que la naturaleza humana básica es compasiva. Los pueblos del mundo deben unirse para trabajar juntos, de la misma manera que los niños juegan juntos sin preocuparse por las diferencias secundarias que existen entre ellos. »Cuando vamos al hospital, la principal preocupación es la necesidad de ayuda y tratamiento, no de dónde venimos o en qué creemos. Este es el tipo de espíritu que necesitamos cultivar. ¿Cómo podemos hacer que progrese el sentimiento de nuestra humanidad común? a través de la educación. Debemos compartir la responsabilidad de hacer frente a problemas como el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales y el aumento de la población, que nos afectan a todos. Limitar nuestra preocupación sólo a nuestra propia nación es anticuado. La tecnología ya ha contribuido a crear una comunidad global.
»Me decís que este instituto tiene 50 años. Pensad cuántas personas ya se ha formado aquí y cuántas más saldrán en el futuro como personas útiles y cualificadas. La educación es la forma en que la gente mejora y yo estoy comprometido con la promoción del sentimiento de unidad entre todos los seres humanos».
Su Santidad también habló de su compromiso de fomentar la armonía interreligiosa. Declaró que tiene muchos buenos amigos musulmanes, hindúes, cristianos, judíos, sijs, parsis y jainistas, así como budistas. Dijo que está convencido de que cada una de estas religiones tiene el potencial de ayudar a las personas a ser buenos seres humanos. Esto forma parte de su propósito común, que es fomentar el amor y la compasión. Dijo también que sus diferentes planteamientos filosóficos sirven para apoyar ese propósito.
«Puesto que todas estas tradiciones religiosas han convivido durante mucho tiempo en la India respetándose mutuamente, a menudo cito a este país como un ejemplo vivo de que es posible conseguir la armonía religiosa. Como aquí hay poca fricción entre las tradiciones sunní y chiíta, también he sugerido que los musulmanes indios podrían mediar entre los musulmanes que tienen conflictos en otros lugares».
Su Santidad explicó que, como tibetano, su tercer compromiso es mantener vivos el idioma y el conocimiento tibetano. Dejó claro que se retiró completamente de su responsabilidad política en 2011, pero que sigue comprometido a preservar la cultura tibetana y a proteger el frágil entorno natural del Tíbet. Añadió que se siente alentado por el número de jóvenes indios que se interesan en comprender, desde un punto de vista práctico y académico, el funcionamiento de la mente y las emociones, tal como se explica en libros derivados de la antigua India, pero disponibles en tibetano. Está convencido de que ese conocimiento y la contribución que puede hacer a la higiene emocional es relevante y útil hoy en día.
Para responder a la pregunta de un estudiante sobre el nacionalismo y la desmilitarización, Su Santidad repitió su creencia de que hoy en día es mucho más importante cultivar la responsabilidad global. Dijo que implica usar nuestra inteligencia al máximo y observar las cosas desde una perspectiva más amplia. Observó que la desmilitarización aportaría dinero y recursos para un desarrollo más constructivo.
A otra persona que le planteó una pregunta le dijo que el propósito de la vida es ser feliz y que el punto crucial no es el trabajo que elijas hacer, sino que debes hacerlo con una motivación positiva y altruista.
En cuanto al terrorismo, Su Santidad sugirió que es un error utilizar términos como ‘terrorista musulmán’ o ‘terrorista budista’ porque las acciones de los terroristas no tienen nada que ver con las enseñanzas del islam o del budismo. El terrorismo surge de la ira y el odio, emociones negativas que se descontrolan. En definitiva, sugirió que el uso de la fuerza es menos efectivo que dejar que las emociones se enfríen y conduzcan a entablar el diálogo. Esto podría implicar la intervención de figuras internacionales imparciales, de confianza y acreditadas, como su amigo el difunto Presidente Havel.
Finalmente, se le preguntó a Su Santidad si lo que se muestra en la película ‘Siete años en el Tíbet’ es cierto. Contestó que al principio fue su hermano mayor quien se hizo amigo de Heinrich Harrer y Peter Aufschnaiter. Harrer había sido su primera fuente de información sobre Europa. El libro que escribió sobre sus experiencias fue en gran parte preciso, y la película se basó en eso, aunque algunos aspectos pueden haber sido elaborados para lograr un efecto más dramático. Su Santidad tenía claro que Harrer había seguido siendo un amigo incondicional del Tíbet hasta el final de su vida.
Antes de los agradecimientos, Su Santidad se dirigió una vez más a la audiencia.
«Según el cristianismo, todos somos hijos de Dios, así que todos debemos preocuparnos los unos por los otros —expresó Su Santidad— Buda dijo: 'Tú eres tu propio maestro, lo que te suceda depende de lo que hagas'. Aprender a enfrentarnos a nuestras emociones es algo que implica la mente y el uso de la inteligencia sobre la base de que nuestras mentes estén en calma. Eso es todo».
Un miembro del personal directivo del instituto agradeció la visita de Su Santidad y agradeció también a todos los profesores, estudiantes y personal que habían contribuido a que la visita fuera un enorme éxito. Afuera, Su Santidad plantó un árbol para conmemorar la ocasión.