Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana, la Sra. Dewi Lestari, escritora y cantante indonesia, dio la bienvenida a Su Santidad el Dalái Lama a una conversación con más de 1000 estudiantes indonesios. El tema de la conversación fueron los cuentos de Jataka o historias de las vidas anteriores de Buda, que están registradas en el libro Jatakamala o Guirnalda de historias de nacimientos, y que están representadas en la estupa de Borobodur. El acto sirvió para inaugurar el Festival de Libros de Dharma de Nusantara, que se celebra en colaboración con la comunidad indonesia de Kadam Chöling.
Su Santidad comenzó dando las gracias a un actor indonesio que había hecho una ofrenda tradicional de mandala y deseó a sus oyentes «buenos días».
«Hoy —continuó—, estoy deseando conversar con jóvenes indonesios, algunos de los cuales tienen interés en el budismo. Soy un practicante budista y uno de mis compromisos es promover la armonía interreligiosa. Todas nuestras diferentes tradiciones religiosas, ya sea que hablemos del hinduismo, el cristianismo, el judaísmo, el islam o el budismo, tienen un mensaje común sobre la importancia de la bondad amorosa. Cada una de ellas emplea diferentes puntos de vista filosóficos para reforzar el altruismo, la preocupación por los demás. Algunos abogan por la existencia de un Dios, otros se centran en la ley de la causalidad. El objetivo real de todos ellos es ayudar a sus seguidores a convertirse en personas más amables y compasivas.
»Con respecto a un Dios creador, el cristianismo lo describe como un ser de amor infinito. El Islam habla de un Dios compasivo y misericordioso. El judaísmo se refiere a Dios como "el justo". El jainismo y el budismo, en cambio, no tienen el concepto de un Dios creador, pero aun así ambicionan formar seres humanos verdaderamente compasivos.
»En la India, donde vivo, están presentes todas las religiones principales del mundo. Y han convivido en armonía durante más de mil años.
»Hoy me alegra encontrarme con hermanos y hermanas de la nación musulmana más poblada del mundo. Aceptar o no la religión es una cuestión de elección personal. Todos somos seres humanos. Nos beneficiamos de la compasión y de los cuidados de nuestra madre desde que nacemos. De hecho, sin su afecto y bondad amorosa no habríamos sobrevivido.
»En el mundo actual, nos enfrentamos a problemas y conflictos porque carecemos de una idea adecuada de la hermandad. Descuidamos nuestros valores humanos básicos. Intentamos resolver las disputas y las diferencias de opinión mediante el uso de la fuerza. Sin embargo, creo que la mayoría de los seres humanos están hartos de la violencia y de la guerra. En consecuencia, nuestras comunidades religiosas tienen la responsabilidad de promover la amabilidad. Tenemos que vivir juntos en este único planeta, así que tenemos que trabajar para hacer de éste un mundo más pacífico.
Su Santidad reconoció el especial interés que tienen algunos indonesios por los 34 cuentos de Jataka que relatan las vidas anteriores de Buda. El autor, Aryashura, no era originalmente un budista, sino un diestro erudito de otra tradición. En su momento, los eruditos de la Universidad de Nalanda temían que pudiera derrotarlos en un debate, así que pidieron ayuda a Nagaryuna. Éste envió a uno de sus discípulos más hábiles, Aryadeva, que convenció a Aryashura de la validez de las enseñanzas del Buda. Posteriormente, al final de su vida, Aryashura, que también era un renombrado poeta, compuso esta Guirnalda de historias de nacimiento en un sánscrito melifluo.
Su Santidad comentó que los relatos son hermosos de leer, pero que a veces le parece que están adornados y exageran un poco. El punto importante a destacar es la moraleja de la historia, cuál de las perfecciones, la generosidad, la ética y la paciencia, estaba ejemplarizando el bodisatva. En todas las historias subyacen los antiguos conceptos indios de karuna y ahimsa: compasión y no violencia. Estos temas, señaló, son comunes a la mayoría de las religiones, pero tanto si seguimos una tradición religiosa como si no, si queremos ser felices, todos necesitamos tener un corazón cálido y compasivo.
Al responder a las preguntas del público, Su Santidad explicó que sacrificar la vida por el bien de los demás, como hace el bodisatva en varios de los relatos, merece la pena si se obtiene un beneficio real. Añadió que se necesita inteligencia y una mente clara para evaluar cuál será ese beneficio.
En cuanto a las dificultades críticas a las que se enfrenta el mundo actualmente, la pandemia del coronavirus y el calentamiento global, hay medidas que podemos tomar para reducir su gravedad. Pero tenemos que ser valientes y decididos. No podemos perder la esperanza ni dejar de actuar.
Su Santidad recordó que había visitado Borobodur. Describió la estupa como un templo maravilloso, pero declaró que aún más importante es el templo interior de nuestro corazón, donde cultivamos la compasión y la bondad amorosa. Si combinamos eso con nuestra maravillosa inteligencia humana podemos crear un mundo más feliz, no sólo rezando, sino emprendiendo acciones prácticas.
Se le preguntó cómo hacer frente a la negatividad y aconsejó atenerse a los principios morales de la honestidad y la compasión. Mencionó las dificultades a las que se ha enfrentado en su propia vida, en el Tíbet y después como refugiado, pero reveló que ha mantenido su práctica según la tradición de Nalanda, que Shantarakshita introdujo en el Tíbet.
«Los tibetanos somos personas decididas y valientes —declaró—, pero eso no significa que recurramos a la violencia. Nuestro espíritu tibetano es firme y compasivo, cualidades que han despertado la admiración incluso de algunos chinos».
Un joven formuló su pregunta sobre la relación entre Indonesia y el Tíbet. Su Santidad respondió que el maestro indio Dipankara Atisha navegó desde la India hasta Sumatra para aprender sobre la bodichita con un maestro llamado Dharmakirti. A su debido tiempo, Atisha aceptó una invitación para visitar el Tíbet, donde pasó los restantes años de su vida. Los tibetanos recuerdan hoy a Dharmakirti como el Lama Serlingpa, el maestro de la lsla de oro. Su Santidad comentó que, en comparación con los extensos viajes de Atisha, hoy es mucho más fácil intercambiar opiniones y compartir conocimientos con los demás.
Su Santidad prefirió no escoger uno de los cuentos de Jataka como el más relevante en tiempos de pandemia. El punto clave, subrayó, es reconocer la unidad de la humanidad; reconocer que todos somos iguales por ser humanos. Desde un punto de vista práctico, todos dependemos de los demás y podemos servirnos mutuamente sobre esa base.
«Soy un tibetano que vive en la India. Considero que cada ser humano que conozco es como un hermano o una hermana para mí. Luchar es inútil y contraproducente. Debemos encontrar formas de coexistir y vivir juntos en paz».
Invitado a comentar cómo podría comportarse una comunidad minoritaria frente al extremismo, Su Santidad aceptó que entre las personas aisladas en el pasado podría haberse considerado apropiado hablar de una sola verdad y una sola religión. Hoy, sin embargo, la situación ha cambiado y todos somos conscientes de la existencia de una variedad de tradiciones religiosas, así como de muchos aspectos de la verdad.
Una de las cualidades del budismo es que adopta una visión científica de nuestras mentes y emociones y es capaz de explicar las formas de alcanzar la paz mental. La tradición de Nalanda incluye métodos para reducir las emociones negativas y aumentar las positivas. La psicología budista puede ser útil para cualquier persona interesada en explorarla sin tener que asumir ningún compromiso religioso. Esta, afirmó Su Santidad, es una de las formas en que el budismo puede contribuir a crear un mundo más pacífico.
Respondiendo a la observación de que parecía ser más fácil alcanzar realizaciones espirituales en la época de Buda, Su Santidad sostuvo que no cree que nadie se iluminara espontáneamente al escuchar a Buda. Señaló que el propio Buda pasó seis años de rigurosa meditación antes de alcanzar la condición de Buda. Sugirió que las personas escuchaban las palabras del Buda y, solo después de reflexionar mucho, mejoraban su comprensión sobre ellas. Luego meditaban sobre lo que habían comprendido, aplicando la concentración y la visión superior, lo que les permitía realizar una transformación interior.
Su Santidad sugirió que el Camino Medio (Madhyamaka) es un sistema filosófico con gran poder para reducir los puntos de vista erróneos. Observen cómo pensamos en «mi cuerpo», «mi habla» y «mi mente», dijo, y luego pregúntense dónde está el «yo» que posee estas características. Su Santidad afirmó que se pregunta todos los días dónde está el «yo» y que es incapaz de encontrar un yo independiente que existe de manera inherentemente. Esto tiene el poderoso efecto de reducir su ira y su apego. Citó tres estrofas del Ingreso al Camino Medio de Chandrakirti que le reafirman que se está acercando al fruto final:
Así, mediante la claridad de la luz de la inteligencia, ve,
tan claro como un mirobálamo en la palma de la mano,
que los tres mundos son innacidos de forma primordial
y, en virtud de la realidad convencional, va a la cesación. 6.224
Su mente está siempre comprendida en la cesación,
mas genera piedad por los errantes desamparados.
En adelante, todos los nacidos de la palabra del Buda
y los Budas medianos son vencidos por su intelecto. 6.225
Con las blancas alas del ser en sí y lo convencional extendidas,
este rey de los ánades alza el vuelo al frente de los patos
que son los seres y, empujado por el viento de la virtud, va
al más allá supremo del océano de cualidades de los Victoriosos. 6.226
Cuando le preguntaron cómo responder ante las personas que no cumplen nuestras expectativas, Su Santidad reveló que el Buda explicó que todos los seres sensibles tienen naturaleza de Buda. El cuerpo es menos importante, dijo, lo esencial es la mente. Dentro de la mente hay diferentes niveles de conciencia. Es porque todos tenemos la naturaleza de Buda que, en última instancia, es posible que todos alcancemos la Budeidad.
Dewi Lestari quería saber qué podemos hacer para mantenernos lúcidos y sanos como Su Santidad. Respondió que pasamos mucho tiempo distraídos por la información sensorial, sin embargo, también es posible prestar atención a nuestra conciencia mental y adquirir experiencia de la naturaleza de la mente. Según vamos desarrollando la tranquilidad y la concentración, nos va resultando más fácil aplicar la mente al análisis de dónde está el yo y cuáles son las emociones negativas. A medida que vamos desarrollando la fuerza interior, también logramos una paz mental más firme. Y cuando nuestra experiencia de la mente y de sus niveles más sutiles se vuelva lo suficientemente profunda, se manifestará la mente de la luz clara: la mente sutil de naturaleza búdica. Esta es la que finalmente se convierte en la mente del Buda.
Cuando lo invitaron a ofrecer unas últimas palabras de consejo, Su Santidad destacó la especial oportunidad que tienen sus oyentes de compartir la idea de la bondad amorosa, que es algo que todos necesitamos. Del mismo modo, todos necesitamos la compasión y el perdón y, al fomentar el desarrollo de estas cualidades, podemos contribuir a crear una sociedad más armoniosa y compasiva. El potencial de compasión es algo que todos los seres humanos tenemos en común. Es la base del respeto mutuo y de poder aprender unos de otros.
Dewi Lestari dio las gracias a Su Santidad, quien espontáneamente pidió a todos los presentes que se unieran a él en una meditación de un minuto sobre la compasión. A continuación, ensalzó las virtudes de la mente del despertar o bodichita y sus increíbles beneficios. Necesitamos la compasión para poder ayudar a los demás, dijo. Necesitamos la compasión para purificar nuestras negatividades y la energía positiva acumulada. Todas las acciones altruistas que se describen en los cuentos de Jataka están arraigadas en la bodichita, la aspiración de alcanzar la budeidad para ayudar a los demás.
Su Santidad citó unos versos del Modo de Vida de los Bodisatvas de Shantideva que alaban la práctica de ponernos en el lugar de los demás.
Si no intercambio mi felicidad
por el sufrimiento de los demás,
no sólo no alcanzaré la budeidad,
tampoco en el samsara tendré felicidad. 8/131
Por eso, yendo de felicidad en felicidad
montado en el caballo de la bodichita,
que elimina toda pena y fatiga,
¿qué sabio podría desanimarse? 7/30
Añadió que cuando estemos decididos a servir a los demás, podremos seguir la gran aspiración de Shantideva:
Que, mientras el espacio perdure,
y los seres sensibles permanezcan,
pueda yo también permanecer
para disipar las miserias del mundo. 10/55