Thekchen Chöling, Dharamsala, India - Dos grupos se reunieron con Su Santidad el Dalái Lama en su residencia esta mañana. Ambos de la India. Uno de ellos estaba formado por miembros de la Sociedad de Jóvenes Budistas Indios de Sankisa, estudiantes, profesores, médicos e ingenieros de 13 estados y sus amigos. El otro grupo eran estudiantes y profesores del Instituto Indio de Comunicación de Masas que han estado conociendo la comunidad tibetana de Dharamsala.
Su Santidad comenzó su charla con ellos declarando que su principal compromiso es promover la práctica del altruismo, la mente del despertar o bodichita.
«Se nos anima a ver a todos los seres sensibles tan queridos como nuestra propia madre. Hay seres en otras galaxias con los que no tenemos contacto directo. Aquí en este mundo hay animales, pájaros, insectos, gusanos, etc., a quienes es difícil ayudar porque no tienen idioma. Sin embargo, podemos hacer algo por nuestros semejantes, podemos comunicarnos con las personas porque son mental, física y emocionalmente iguales a nosotros. El entrenamiento en compasión trae paz y felicidad a la mente de las personas.
»Cuando estamos demasiado frustrados, enojados o llenos de miedo, no tenemos paz mental. El dinero, la fama y el poder no traen tranquilidad, pero prestar atención a la compasión sí. A los niños pequeños no les importa la fe, la nacionalidad o la raza de sus compañeros, siempre y cuando sonrían y jueguen alegremente juntos. Ese es el espíritu que todos necesitamos.
»Desafortunadamente, la educación moderna ofrece poca información sobre cómo abordar nuestras emociones perturbadoras y lograr la paz interior. Por otro lado, durante más de 3.000 años, los conceptos de ‘ahimsa’ —restringirse de hacer daño a los demás— y ‘karuna' —el cultivo de una motivación compasiva— han florecido aquí en la India. Estas prácticas existían antes del Buda.
»En sus orígenes, los tibetanos eran nómadas y guerreros, pero después de encontrarnos con el budismo, nos volvimos más pacíficos. En el siglo VII el rey tibetano decidió modelar una forma de escritura tibetana tomando el ejemplo de la escritura india. Luego, en el siglo VIII, otro rey, a pesar de sus estrechas relaciones con China, decidió introducir el budismo en el Tíbet desde la India.
»Invitó a un gran erudito, un monje filósofo y lógico llamado Shantarakshita, de la Universidad de Nalanda. Shantarakshita recomendó que la literatura budista india se tradujera al tibetano, con el resultado de que tenemos una colección de 300 volúmenes de escrituras. 100 volúmenes contienen registros de las palabras del Buda, los 200 restantes consisten en comentarios de maestros indios posteriores. En el proceso de traducción, la lengua tibetana se enriqueció profundamente. Ahora es el medio más preciso para explicar el pensamiento budista.
»Los seguidores de la Tradición Pali confían en la autoridad de las palabras del Buda. Los seguidores de la Tradición de Nalanda, como nosotros los tibetanos, nos basamos en el razonamiento y la lógica. Nos preguntamos ‘¿Por qué? ¿Por qué el Buda enseñó eso? ¿Qué quiso decir?’ La tradición china tenía poco interés en la lógica y el análisis. Muchos practicantes chinos abogaban por la concentración y la meditación no conceptual. Shantarakshita anticipó la tensión entre ese punto de vista y su enfoque lógico y analítico.
»Aconsejó al rey tibetano que invitara a su principal estudiante, Kamalashila, al Tíbet para debatir con los monjes chinos. Después de derrotar el punto de vista chino, Kamalashila hizo hincapié en el estudio y la meditación analítica. Este enfoque nos ha dado la confianza para entablar discusiones fructíferas con científicos modernos sobre temas como cosmología, neurobiología, física y psicología».
Su Santidad aclaró que está comprometido a promover los valores humanos básicos, a fomentar la armonía interreligiosa y a preservar el conocimiento y la cultura tibetanos. Citó a un maestro tibetano del siglo XV que declaró que hasta que la luz de la India llegó al Tíbet, a pesar de ser la Tierra de las Nieves, había permanecido oscura. Su Santidad añadió que la preservación de la Tradición de Nalanda en el Tíbet es una verdadera fuente de orgullo.
Observó que, en el pasado, la India produjo muchos grandes eruditos y pensadores que desarrollaron una rica comprensión del funcionamiento de la mente y de las emociones, un conocimiento que es de crucial beneficio para muchos en el mundo de hoy. Puesto que cree que la India tiene tanto la oportunidad como la capacidad de combinar este antiguo conocimiento con la educación moderna, está comprometido a tratar de revivir la apreciación del mismo.
Al responder a las preguntas de la audiencia, Su Santidad dejó en claro la contribución que hacen la 'ahimsa' y la 'karuna' para fomentar la armonía religiosa. Cuando hay una intención básica de no hacer daño, puede haber argumentos, pero no violencia.
Aconsejó que ser demasiado egocéntrico puede dar lugar a ansiedad y depresión. Un antídoto eficaz es cultivar un altruismo que tenga en cuenta a toda la humanidad. Apreciar la unidad de la humanidad nos lleva a reconocer nuestra igualdad esencial como seres humanos. Señaló que el Buda se oponía a las divisiones de castas.
«Hoy, con la ayuda de la tecnología, toda la humanidad es una sola comunidad».
Cuando se le preguntó cómo compartir mejor la cultura tibetana con el resto del mundo, Su Santidad comentó que antes de 1959 había quienes se referían al budismo tibetano como lamaísmo, como si no fuera una tradición auténtica. Hoy en día, es respetado como heredero de la Tradición de Nalanda, un sistema que incluso atrae el interés de los científicos modernos.
Al ser interrogado sobre su próxima reencarnación, Su Santidad recordó que cuando, en una ocasión anterior, una periodista le había preguntado sobre esto, se quitó las gafas, la miró a los ojos y le preguntó: «¿Cree usted que hay prisa?» Señaló que algunos partidarios de la línea dura china parecen muy interesados en conocer la respuesta, pero tendrán que esperar otros 30 o 40 años para averiguarlo.
«El futuro del Dalái Lama está realmente en mis manos. Antes de morir, escribiré un testamento. Y creo que probablemente volveré a alguna comunidad budista. Sin embargo, ya en 1969, dejé claro que la decisión de si habrá o no un XV Dalái Lama dependerá del pueblo tibetano. No es tan importante. No hay reencarnación de Buda, pero su enseñanza sobrevive. No hay reencarnaciones de los maestros de Nalanda, pero sus escritos permanecen. En mi caso, los libros y las grabaciones de mis charlas estarán allí.
»Gracias».