Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana, Su Santidad el Dalái Lama fue invitado a un debate a través de videoconferencia con los miembros de EdCamp Ucrania, una ONG educativa que es socia oficial de la Universidad de Emory para el aprendizaje ético social y emocional (SEE) en Ucrania. Llegó, saludó a los miembros del panel que podía ver en las pantallas frente a él y les deseó unos «Buenos días». El Dr. Oleksandr Elkin, Jefe del EdCamp Ucrania ofreció a Su Santidad saludos. Recordó que un grupo de educadores ucranianos había tenido una audiencia con Su Santidad el año pasado y que la presente reunión, la primera vez que ha tenido la oportunidad de dirigirse directamente a las personas en Ucrania, surgió de aquel encuentro.
El Dr. Elkin presentó a tres coanfitriones: Liliia Hrynevych, ex Ministra de Educación y Ciencia de Ucrania; Taras Topolya, Embajador de la Juventud de UNICEF en Ucrania y conocido cantante ucraniano, y Nataliya Moseychuk, presentadora de televisión reconocida en todo el país. Invitó a Su Santidad a abrir la conversación.
«Esta es la primera vez que he podido hablar con amigos en Ucrania» —comenzó Su Santidad—, pero considero que todos nosotros, los siete mil millones de seres humanos de este planeta, somos física, mental y emocionalmente iguales. Su país solía ser parte de la Unión Soviética, período durante el cual habrán aprendido sobre el socialismo. Por lo que respecta a los tibetanos, nuestro país está bajo la dominación comunista china, por lo que nos hemos visto obligados a estudiar el marxismo y el leninismo.
»Cuando nacemos, sólo sobrevivimos gracias a la leche de nuestra madre, gracias a su bondad. En ese nivel también, todos somos iguales. Algunos científicos dicen que la naturaleza humana es compasiva porque somos animales sociales con una preocupación natural por nuestra propia comunidad. Podemos decir que tenemos un instinto de altruismo y preocupación por los demás desde el nacimiento.
»En la historia de la humanidad ha habido gran sufrimiento, conflicto y violencia debido a la tendencia a ver a los demás en términos de 'nosotros' y 'ellos'. Los niños pequeños no dividen a sus compañeros en grupos de esta manera. No dan importancia a la religión, nacionalidad o riqueza de sus compañeros. Estas son disposiciones que parecen aprender una vez que empiezan a ir a la escuela.
»Hoy, las cosas han mejorado un poco. Un buen ejemplo es el establecimiento de la Unión Europea (UE). Después de una larga historia como archienemigos, los estados europeos liderados por Francia y Alemania dejaron atrás sus diferencias tras la Segunda Guerra Mundial y formaron la Unión Europea. Se dieron cuenta de que hacer demasiado hincapié en las diferencias de idioma y nacionalidad está pasado de moda. En cambio, es mejor vivir juntos en paz y ayudarse mutuamente. Este es un espíritu que admiro y que nos vendría bien en otras partes del mundo. Sin la UE, la guerra podría haber estallado de nuevo, pero desde su fundación, la paz ha prevalecido entre sus estados miembros».
Su Santidad ofreció un resumen de lo que considera sus compromisos, comenzando por cómo se siente comprometido a compartir con otros la importancia de reconocer la unidad de la humanidad. En segundo lugar, se dedica a destacar que el mensaje común de las tradiciones religiosas es la bondad amorosa, el perdón y la autodisciplina entre otras virtudes. Siente que la armonía y la unidad entre las tradiciones religiosas es importante y que la India, donde conviven todas las tradiciones religiosas del mundo, es un ejemplo de que la armonía interreligiosa es posible.
Explicó que también es un tibetano en quien el pueblo tibetano deposita su confianza, pero que se ha retirado de la responsabilidad política ahora que un líder elegido democráticamente asume ese papel. Sin embargo, sigue comprometido a tratar de preservar la cultura tibetana que ha mantenido viva la Tradición de Nalanda de la India, con su rico conocimiento de psicología. Es una tradición que enfatiza el uso de la razón y el análisis, nunca dudando en preguntar ¿por qué?.
»Sobre la base de este sistema de razonamiento, he desarrollado estrechas relaciones con muchos científicos modernos —declaró Su Santidad—. La ciencia moderna no incluye una comprensión detallada del funcionamiento de la mente y las emociones, pero algunos científicos están mostrando interés en estudiarlas. Señaló que al mismo tiempo que la higiene física es importante para nuestra salud, también necesitamos cultivar la higiene mental o emocional, aprendiendo a afrontar y reducir la ira, la ansiedad y el miedo. La clave es aprender a cultivar la paz mental.
»Los científicos tienen una buena comprensión del cerebro y algunos ahora ven que la mente y los cambios en nuestro estado de ánimo pueden afectar a la disposición neuronal en el cerebro».
Su Santidad añadió que también se ha comprometido a llamar la atención sobre la urgente necesidad de preservar la ecología del Tíbet. La Tierra de las Nieves, que también se conoce como el Techo del Mundo, es donde nacen los principales ríos de Asia y por lo tanto es la fuente de agua para millones de personas en todo el continente.
«Estoy muy contento de poder mantener conversaciones con personas de Ucrania hoy. Todos somos esencialmente iguales. Todos queremos llevar una vida feliz y, en consecuencia, todos necesitamos saber cómo encontrar la paz mental».
Los miembros del panel hicieron preguntas, planteadas por personas de todo el país, a Su Santidad. La primera era sobre cómo los profesores deberían desarrollar habilidades como la compasión en ellos mismos y en sus estudiantes. Su Santidad observó que las emociones destructivas como la ira y el miedo se basan en un error, en nuestra idea de que las personas y las cosas existen en realidad tal y como las parecen hacerlo. Por eso, dijo, debemos prestar atención a la psicología.
«Pregunte a los niños y niñas si prefieren ver caras sonrientes o severas. Obviamente, la forma de lograr la armonía y la amistad es sonreír. Necesitamos cultivar esos atributos infantiles que son en realidad la base de los valores humanos. Debemos recordar que como seres humanos somos iguales y que tenemos que vivir juntos.
»Cuando se trata de crear unidad en la sociedad, debemos recordar que todos somos iguales. Soy tibetano, aunque he pasado la mayor parte de mi vida viviendo en la India. Sin embargo, me describo como un ser humano más. Dondequiera que vaya, me considero como un ser humano más.
»El sistema totalitario bajo el que ustedes solían vivir está desfasado. No se ajusta a nuestra naturaleza humana. Ahora, además de preservar su idioma y cultura, pueden ejercer su libertad».
Con respecto a la pandemia del coronavirus, Su Santidad estuvo de acuerdo en que es realmente desafortunada. Sin embargo, observó que también ha servido para recordarnos que vivimos en un mundo interdependiente y globalizado. Debemos tomar precauciones y realizar investigaciones para encontrar los medios de enfrentar la pandemia con valentía y confianza. Destacó que permitirnos desmoralizarnos sólo nos llevará al fracaso.
«Perdí mi país y, aunque el sufrimiento que se produjo allí fue inmenso, nunca perdí mi coraje y mi determinación. Encuentro que la calidez de corazón nos da fuerza».
Su Santidad recomendó que para que los maestros enseñen sobre la compasión y la responsabilidad deben prestar atención a los valores internos y a las formas de cultivar la paz interior. Comentó que el antiguo conocimiento indio puede ayudarnos a entender cómo controlar las emociones perturbadoras como la ira y el miedo. Y aunque esta información se encuentra en los textos religiosos, definitivamente puede ser reubicada en un contexto secular y académico.
Reconoció que a veces una pequeña acción dura puede ser útil para evitar o superar un desastre mayor. Aludió a la forma en que una pequeña cantidad de una sustancia tóxica puede tener valor medicinal. Así que, para lograr un bien mayor o para controlar a personas que de otra manera serían difíciles, tomar alguna acción dura puede ser útil, pero es importante que esté motivada por la bondad y la compasión, no por la ira o el desprecio.
Cuando se le preguntó cómo vivir bajo la sombra de una enfermedad terminal, Su Santidad señaló que, como todo lo demás, la vida tiene un comienzo y a su debido tiempo debe terminar. Entre esos dos acontecimientos el objetivo importante debe ser vivir de manera significativa, no crear problemas a los demás. Si lo hacemos así, cuando llegue el final, podremos irnos sintiéndonos en paz. Añadió que cuando alguien se está muriendo es bueno que su familia o amigos puedan recordarle que piense en la compasión y que mantenga su paz mental.
El Dr. Elkin le dijo a Su Santidad que la siguiente pregunta venía de la comunidad de EdCamp Ucrania. Mencionó que han estado introduciendo en las escuelas ucranianas el programa de aprendizaje social, emocional y ético de la Universidad de Emory, un programa educativo basado en los valores humanos universales. En los últimos 18 meses, han traducido los planes de estudio, han puesto en marcha un experimento escolar de ámbito nacional aprobado por el Ministerio en 26 escuelas ucranianas con 195 maestros en ejercicio, y han impartido sesiones introductorias por internet sobre el programa SEE Learning (aprendizaje social, emocional y ético) a unos 20.000 educadores.
La pregunta del maestro fue: «¿Tiene usted un sueño que desee hacer realidad? Su Santidad respondió que ningún ser humano quiere ser molestado, sino vivir una vida feliz. «Sólo soy un simple monje budista —dijo—, pero estoy tratando de ayudar a otros a llevar una vida feliz, a aprender a apreciar la diferencia que supone encontrar la paz mental. Ese es mi sueño. Una de mis principales prácticas es el cultivo del altruismo, es lo primero en lo que pienso cuando me despierto. Por lo tanto, hasta mi último aliento, trataré de ayudar a otras personas a encontrar la paz mental.
»Para lograrlo, es importante tener paciencia y son las personas que nos son hostiles y antagonistas más que nuestros amigos los que nos enseñan la paciencia. No es difícil hacer sonreír a tus amigos, pero hacer sonreír a tu enemigo es un verdadero logro».
Cuando se le preguntó si necesitaba ayuda, Su Santidad dijo a sus oyentes:
«Dondequiera que vivan, traten de crear una comunidad feliz. Rezo para que cada ser humano, de hecho para que cada ser sensible, sea feliz. Así que, si se encuentran con individuos que enfrentan problemas, ayúdenlos. Compartan sus problemas y traten de proporcionarles paz mental. Mi trabajo es promover la compasión sobre la base de la unidad de la humanidad, para fomentar la armonía interreligiosa y preservar la cultura tibetana. Pueden reflexionar sobre estas tareas y compartirlas con los demás. Así es como pueden ayudarme».
Su Santidad sugirió que el objetivo de la educación debería ser formar individuos felices que formen una sociedad pacífica. Ello requiere un corazón cálido y un enfoque amplio, holístico y con visión de futuro que permita a la gente hacer frente a cualquier acontecimiento. Esto implica centrarnos no sólo en nuestra propia satisfacción, sino también en el bien de la comunidad. El interés propio sabio tiene en cuenta las necesidades de los demás.
«Un agricultor cuida de su tierra no por un afecto sentimental a la misma, sino porque su sustento depende de ella. Nosotros, de la misma manera, tenemos que cuidar de la comunidad en la que vivimos. Nuestro mundo se ha vuelto más pequeño y más interdependiente, por lo que un espíritu de responsabilidad universal no sólo es relevante, sino que nos aportará satisfacción».
Su Santidad señaló que, debido a que ha afectado a tantas personas, la pandemia ha aumentado nuestro sentido de comunidad y la necesidad de tomar medidas para proteger esa comunidad. Expresó su agradecimiento por el hecho de que haya habido tanto personal médico que ha sacrificado sus vidas en el cuidado de sus pacientes.
El Dr. Elkin puso fin a la reunión agradeciendo a Su Santidad el haberse tomado el tiempo para hablar con el panel y con la audiencia en general. «Tenemos el sueño de que cuando la pandemia termine, podrá venir a visitarnos a Ucrania. Después de esta reunión, vamos a celebrar tres mesas redondas para hablar de lo que usted ha dicho y sobre cómo hacer que el aprendizaje SEE sea un éxito en nuestro país».
Su Santidad respondió: «Somos verdaderamente hermanos y hermanas. Todos nos enfrentamos al mismo tipo de problemas y todos tenemos la capacidad de superarlos. Eso significa hacer un buen uso de nuestros cerebros humanos, combinados con un fuerte sentido de calidez humana. Gracias».