Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Esta mañana, Su Santidad el Dalái Lama entró en la habitación de su residencia, que ha sido arreglada para que participe en conversaciones de videoconferencia con personas de todo el mundo. Observó los rostros de los participantes de Malasia en las pantallas que tenía delante, sonrió, los saludó y tomó asiento.
Una conversación sobre la Compasión y la Misericordia, valores comunes al Islam y al Budismo, había sido organizada por el Movimiento Juvenil Musulmán de Malasia (ABIM) y el Centro Cultural Budista Tibetano (TBCC), Malasia. El presidente del TBCC, Casey Liu, dio la bienvenida a Su Santidad y a los demás participantes. Invitó a Muhammad Faisal Abdul Aziz, Presidente del ABIM y moderador de la sesión a que comenzara. Comenzó con el saludo musulmán común, «As-salam alekum» y presentó a Su Santidad. Mencionó su compromiso de promover la conciencia de la unidad de la humanidad, la armonía interreligiosa, la preservación de la cultura tibetana y el medio ambiente del Tíbet, así como el restablecimiento de los antiguos conocimientos indios.
A continuación, presentó al profesor emérito Datuk Osman Bakar, que ocupa la cátedra de epistemología y estudios de civilización Al-Ghazzali en el Instituto Internacional de Pensamiento y Civilización Islámicos (ISTAC). Invitó al profesor Osman a abrir la conversación.
El profesor también abrió con «As-salam alekum», y añadió en inglés: «La paz sea contigo». Declaró que era un gran honor y un privilegio participar en una conversación con Su Santidad. Explicó que esta reunión virtual era importante para Malasia porque el Islam y el Budismo son las dos religiones más grandes del país y de la región del sudeste asiático. Señaló que el propósito de ese diálogo interreligioso es identificar lo que las tradiciones tienen en común para fomentar una cultura de respeto mutuo.
El profesor Osman declaró que la misericordia es la esencia del Islam. La palabra árabe para ello en el Corán es «rahmah» y puede definirse como compasión, amor, misericordia, bondad... Es comparable la «karuna» o compasión de los budistas y al «ágape" o amor de los cristianos. La misericordia, dijo, es el atributo más divino de Dios, que se describe como «el más bondadoso» y «el más compasivo». «Misericordia para el mundo» es uno de los epítetos del profeta Mahoma, que fue especialmente compasivo con los huérfanos, los pobres, los débiles y los oprimidos.
El profesor Osman también señaló que la ley divina del Islam (Shari'ah) fue dada como guía y misericordia por Dios el legislador, no por un sentido de imposición o aplicación punitiva, sino por su compasión, misericordia y bondad. El Profesor concluyó que, dado que todos los seres humanos tienen una semilla de compasión y misericordia, estas cualidades están entre sus atributos esenciales.
Invitado a responder, Su Santidad comenzó: «En primer lugar, es un gran honor para mí reunirme con los musulmanes de Malasia. Durante mi infancia, en mi pequeña y remota aldea había familias musulmanas entre nuestros vecinos. Luego, cuando llegué a Lhasa, me enteré de que era una tradición del Gobierno tibetano invitar a representantes de la comunidad musulmana a todas las funciones oficiales. Históricamente, durante la época del Quinto Dalái Lama, algunos musulmanes de Ladakh encontraron su camino a Lhasa. El Dalái Lama les dio la bienvenida y les concedió un terreno para construir una mezquita.
»Tengo otra historia que contar sobre mi asociación con los musulmanes que es al menos medio en serio medio en broma. El gobierno tibetano envió delegaciones para buscar la reencarnación del XIII Dalai Lama. Había habido indicios de que había nacido en Amdo. La delegación de la zona de Kumbum, de donde soy, hizo una lista de tres chicos. Mi madre me dijo que uno de ellos había fallecido. Los otros dos llamaron la atención del caudillo local, Ma Bufang.
»Mi madre recordó que cuando el otro chico fue llevado a Ma Bufang en brazos de su madre, era tímido y estaba asustado. El caudillo le ofreció dulces, pero él extendió la mano, agarró un puñado y se dio la vuelta. Cuando mi madre me llevó a verlo, yo estaba aparentemente tranquilo y sin miedo. Y cuando me ofreció dulces, tomé uno para mi madre y otro para mí. Me miró a los ojos y dijo: "Este niño es el Dalái Lama". Así que podríamos decir que este Dalái Lama fue reconocido por primera vez por un caudillo musulmán. De todos modos, parece que hubo una conexión especial.
»Más tarde, en Lhasa, me di cuenta de que a los monjes del Monasterio de Namgyal del Potala les gustaba especialmente visitar las tiendas de los musulmanes. Allí reunían información sobre la India y a veces disfrutaban de la deliciosa comida musulmana.
»Uno de mis compromisos es fomentar la armonía entre nuestras diferentes tradiciones religiosas. La simple razón de esto es que todas ellas enseñan la compasión. La preocupación por los demás seres es parte de la naturaleza humana. La vida humana depende de una comunidad. Cuando nacemos, nos nutrimos del afecto de nuestra madre: ese es el comienzo de nuestras vidas como criaturas sociales.
»En nuestro mundo actual, todos queremos vivir una vida feliz y, de hecho, todos tenemos derecho a una vida feliz. Sin embargo, nos enfrentamos a problemas, muchos de los cuales son de nuestra propia cosecha. Si miramos un poco más profundo, podemos ver que la bondad amorosa es la clave de nuestra supervivencia; y todas las religiones enseñan la virtud de la bondad y la compasión».
Su Santidad explicó que las religiones teístas creen en Dios o Alá, cuya naturaleza es la bondad amorosa. En la India también hay tradiciones milenarias de no violencia y compasión, así como prácticas para entrenar la mente en la concentración y el análisis. Todas ellas conducen a la comprensión de cómo hacer frente a nuestras emociones negativas. Incluso antes de la llegada de Buda, los indios exploraron cómo entrenar la mente y utilizar la inteligencia para aumentar las emociones positivas y reducir las negativas.
El Buda enfatizó la compasión. Los jainistas enfatizaron la no violencia y el profeta Mahoma, a pesar de llevar una espada, transmitió un mensaje de bondad y de ayuda a nuestros semejantes. Jesucristo también proclamó la importancia del amor.
«Hoy en día, necesitamos compasión para crear un mundo más feliz. Desafortunadamente, en los últimos tiempos, ha habido menos interés en la compasión y más entusiasmo por desarrollar armas con las que destruir a los demás. Necesitamos aprender a desarrollar la paz mental adoptando un enfoque secular para cultivar la compasión. Debemos aprender a enfrentar nuestras emociones destructivas. Suelo llamar a este proceso: "higiene emocional".
»Es crucial que trabajemos para fomentar la armonía interreligiosa porque todavía vemos demasiados casos de peleas y asesinatos en nombre de la religión. Es particularmente triste cuando las tradiciones cuyo propósito es fomentar el amor y la compasión se convierten en una causa de violencia. Todos tenemos la responsabilidad de ayudar a resolver esos conflictos. Por ejemplo, aunque no he oído hablar de ninguna disputa entre las tradiciones chiíta y suní en la India, creo que tal antagonismo tiene lugar en otros lugares.
»Como monje budista, me comprometo a fomentar la armonía y el respeto entre las tradiciones religiosas».
El profesor Osman respondió que no podía estar más de acuerdo. Preguntó a Su Santidad qué se puede hacer para fortalecer lo que las tradiciones religiosas tienen en común. Su Santidad le dijo que, a partir de 1975, había adoptado la práctica de, siempre que pudiera, presentar sus respetos en los lugares de culto de otras tradiciones. En esa primera ocasión estuvo en Sarnath y visitó una iglesia y una mezquita, así como un templo hindú y uno budista.
En otra ocasión, en Rewalsar, visitó varios lugares de culto alrededor de un lago sagrado. La última parada fue en un Gurudwara, donde los sijs rinden culto. La costumbre es dar a los peregrinos un puñado de «prasad» o comida bendecida y Su Santidad recuerda estar particularmente agradecido por ello.
Añadió que en una visita a Jerusalén, se esforzó en visitar iglesias, mezquitas y sinagogas, y presentó sus respetos en cada una de ellas.
El profesor Osman observó que hoy en día se necesita más compasión en todas partes y preguntó cómo desarrollarla. Su Santidad reiteró que si aprendemos a enfrentar nuestras emociones destructivas, seremos capaces de lograr la paz mental. La ira y el miedo llevan a una mente inquieta. Sin embargo, cuanto más compasivos seamos, más descansará nuestra mente. Su Santidad declaró que en términos de lograr la paz mental, cultivar la compasión es mucho más efectivo que tomar tranquilizantes.
Varias preguntas fueron planteadas por los miembros de la audiencia. La primera se refería a cómo responder a aquellos que malinterpretan las enseñanzas religiosas. Su Santidad respondió que en el mundo actual siempre es posible estar en contacto con personas de otras culturas, por lo que es posible aprender de ellas. Entre los budistas hay cuatro escuelas de pensamiento que tienen diferentes puntos de vista filosóficos. Lo que le parecía importante era no retirarse, no aislarse, sino tender la mano y mantener buenas relaciones con los hermanos y hermanas religiosos.
El profesor Osman sugirió que era importante distinguir entre las diferentes interpretaciones de las enseñanzas y las malas interpretaciones. Admitió que la instrucción religiosa puede ser interpretada de diferentes maneras.
Otro interrogador preguntó cómo aplicar la compasión en las actividades cotidianas y cómo enseñar esto a los niños y niñas. Su Santidad observó que durante la infancia somos muy abiertos. Tenemos poco interés en las diferencias superficiales entre compañeros. Sin embargo, una vez que vamos a la escuela, en esta no apoyan casi los valores internos y se destacan las diferencias secundarias entre las personas. El profesor Osman citó el Corán como la enseñanza de que la bondad comienza en el hogar: dice que hay que ser amable con los padres y honrarlos.
Se planteó una pregunta sobre el egocentrismo o el ego. Su Santidad aconsejó hacer una distinción entre el apego y la compasión. Cuando nos mueve el apego, dijo, tendemos a ver a los demás en términos de «nosotros» y «ellos». Añadió que hay una diferencia entre la apariencia y la realidad. Las emociones destructivas surgen en base a las apariencias, mientras que la compasión se basa en una comprensión más profunda de la realidad.
«Hoy en día, el mundo es más interdependiente que nunca, por lo que necesitamos un profundo espíritu de unidad de todos los seres humanos. Tenemos que tener en cuenta a toda la humanidad. Tenemos que entender lo que tenemos en común con todos los demás».
El profesor Osman comentó que la Shari'ah ofrece orientación. La oración tiene el efecto de debilitar el egocentrismo, al igual que el ayuno y el 'zakat' o la caridad.
Invitado a decir lo que los musulmanes y los budistas pueden aprender el uno del otro, Su Santidad sugirió que cuando notamos diferencias en nuestros enfoques, debemos recordar nuestro objetivo común de compasión. Para fortalecer los valores humanos, necesitamos usar la inteligencia humana. La gente en diferentes tiempos, diferentes lugares y persiguiendo diferentes formas de vida necesitan diferentes maneras de fortalecer sus valores internos. Destacó la importancia de que los budistas, los musulmanes y otros aprovechen la oportunidad de reunirse y discutir las diferentes maneras en que abordan estas cosas. El Prof. Osman apoyó la idea del diálogo como un medio para hacerlo.
En cuanto a cómo poner el amor y la compasión en acción, Su Santidad recordó a todos que casi todos comenzamos nuestras vidas rodeados del amor y el afecto de nuestra madre. Luego, a medida que crecemos, encontramos que para ser felices es importante ayudarnos unos a otros. Repitió que su primer compromiso es compartir con tantas personas como sea posible la necesidad de apreciar la unidad de la humanidad.
«Todos somos esencialmente iguales en cuanto que seres humanos. En el pasado las personas y las comunidades vivían aisladas unas de otras, pero hoy estamos más cerca unos de otros y tenemos que aprender a trabajar juntos».
El profesor Osman recomendó pensar en el bien común.
El moderador agradeció a Su Santidad, al Prof. Osman y a todos los demás invitados que habían contribuido al debate. Casey Liu añadió su agradecimiento y expresó la esperanza de que Su Santidad pueda visitar Malasia. Su Santidad respondió que esperaba con interés la ocasión, una vez que las restricciones relacionadas con la pandemia se hayan levantado. Mencionó que si lo hacía, recordaría a Tunku Abdul Rahman, el líder malayo que había sido tan útil cuando se planteó la cuestión del Tíbet en las Naciones Unidas.
Sus últimas palabras, mientras sonreía y saludaba a la gente en las pantallas, fueron: «Nos veremos de nuevo».