Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - Cuando Su Santidad el Dalái Lama entró en la sala de estar de su residencia esta mañana, juntó las manos y sonrió para saludar al conjunto de rostros jóvenes en las pantallas que tenía delante. La moderadora, la Sra. Weenee Ng, del Centro Budista Tibetano de Singapur, le dio la bienvenida y le dijo que, además de los más de 700 jóvenes participantes de Asia sudoriental, se les unían tres distinguidos invitados: El Sr. Kishore Mahbubani, Miembro Distinguido del Instituto de Investigaciones sobre Asia, de Singapur; el profesor Imtiaz Ahmed Shaukat Yusuf, Decano Adjunto de la Universidad Islámica Internacional de Malasia y la profesora Kamar Oniah Kamaruzaman, autora y conferenciante de la Universidad Islámica Internacional de Malasia.
«El brote del coronavirus ha provocado cambios en el mundo y ha dado lugar a ansiedad y miedo —señaló la Sra. Ng al presentar el diálogo—. Muchas personas se enfrentan al desempleo. El mundo se ha vuelto más complejo y más interdependiente. Hoy en día, más de 700 jóvenes de ocho países del Asia sudoriental participan en este diálogo virtual. Esperamos hacerles varias preguntas, pero primero nos gustaría preguntarles: «¿Cuál es su consejo para los jóvenes de hoy en día?».
«Gracias, aprecio los esfuerzos de todos los organizadores por crear esta oportunidad —respondió Su Santidad—. En primer lugar, me gustaría compartir con ustedes la idea de que en cuanto que seres humanos, todos nosotros, siete mil millones, somos iguales. Desde un punto de vista budista, todos los seres sensibles son iguales en cuanto a que todos quieren ser felices y evitar el sufrimiento. Los seres humanos son inteligentes, pero cuando nuestra inteligencia se combina con emociones destructivas, los resultados pueden ser destructivos. Desarrollamos la ciencia y la tecnología, pero las dedicamos a la guerra y la destrucción, creando armas cada vez más temibles. Los demás animales no tienen esta capacidad.
»Cuando nuestros maravillosos cerebros están bajo el control de emociones destructivas, nos creamos problemas a nosotros mismos. Por lo tanto, ya que también tenemos la capacidad de reducirlos, tenemos la responsabilidad de enfrentar estos problemas.
»Algunos científicos dicen que la naturaleza humana básica es ser compasivos. Somos animales sociales. Tenemos un sentido de comunidad. Desde nuestro nacimiento estamos familiarizados con la idea de preocuparnos por los demás y cultivar activamente el altruismo nos da energía.
»El primero de mis compromisos es animar a otras personas a apreciar que es parte de nuestra naturaleza ser altruistas, preocuparnos por los demás. En el mundo actual hay demasiada división. Pensar en los demás en términos de "nosotros" y "ellos" es demasiado frecuente y conduce al conflicto. Necesitamos recordarnos constantemente la unidad de la humanidad. Si lo hiciéramos, no habría base para la hostilidad o el derramamiento de sangre.
»Imagina estar perdido en algún lugar remoto y ver de repente a alguien acercándose a ti por el horizonte. No te importaría su raza, nacionalidad o fe religiosa, simplemente te embargaría la alegría de encontrarte con otro ser humano. Fundamentalmente los seres humanos somos iguales. Nacemos de la misma manera y morimos de la misma manera. Tenemos que recordar la unidad que nos une. Recordarle esto a otras personas es mi primer compromiso.
»En segundo lugar, me comprometo a promover la armonía interreligiosa. Nuestras tradiciones religiosas han evolucionado durante miles de años. Todas ellas transmiten un mensaje de amor y perdón. Tienen diferentes puntos de vista filosóficos. Algunos creen en un dios creador, otros enfatizan nuestra propia responsabilidad por nuestra condición. Los científicos describen los primeros organismos que emergieron del mar y un proceso de evolución que finalmente dio lugar al maravilloso cerebro humano.
»Debido a que las religiones comparten un mensaje común sobre la importancia del amor, la armonía puede desarrollarse entre ellas. En la India podemos ver todas las principales tradiciones religiosas del mundo conviviendo juntas. La segunda nación más poblada del mundo es un ejemplo vivo de que la armonía interreligiosa es posible.
»En tercer lugar, soy un tibetano, alguien en quien el pueblo tibetano pone su esperanza y confianza. Con respecto al Tíbet, una de mis principales preocupaciones es la preservación del idioma tibetano. Este es el idioma al que tradujimos más de 300 volúmenes de literatura budista de fuentes sánscrita y pali. Hemos estudiado y meditado sobre el conocimiento que contienen. Este conocimiento, que deriva de la Tradición de Nalanda que Shantarakshita introdujo en el Tíbet en el siglo VIII, lo considero una parte preciosa de nuestra herencia humana. La lógica y la filosofía que contiene no se limita a la tradición religiosa, sino que pueden ser estudiadas de forma provechosa desde un punto de vista académico objetivo.
»También me preocupa el medio ambiente natural del Tíbet. Varios de los grandes ríos de Asia se elevan en la meseta tibetana, proporcionando suministros de agua cruciales para la India, Pakistán, Bangladesh, Vietnam, China y otros países. En este momento, cuando el calentamiento global es cada vez más grave, es muy importante que la ecología del Tíbet sea protegida».
Recordando que el conocimiento que se mantiene vivo en el Tíbet se originó en la antigua India, Su Santidad describió un compromiso adicional para fomentar el interés por tal conocimiento en la India moderna. Destacó que su preocupación es menos por el nirvana o las vidas futuras positivas que por la capacidad de los jóvenes indios para entrenar y agudizar sus mentes aquí y ahora. También se tomó el tiempo para elogiar las antiguas tradiciones de la India de ahimsa y karuna. Destacó el papel crucial que la no violencia puede desempeñar en el mundo actual.
Su Santidad expresó su convicción de que, en la India, el antiguo conocimiento indio del funcionamiento de la mente y las emociones puede combinarse con los beneficios del desarrollo material.
«Hermanos y hermanas jóvenes, pensad en estos cuatro compromisos míos y si os parecen útiles, compartídlos con otros jóvenes. En el mundo de hoy, hay demasiadas personas que sólo persiguen objetivos materialistas. Persiguen el placer sensorial, pero no se familiarizan con su conciencia mental subyacente. Al prestar más atención a los valores internos, lograrán una mayor paz mental».
La primera interrogadora era de Tailandia y preguntó sobre la compasión por nosotros mismos y por los demás.
«Cuando nacemos, nuestras madres nos muestran compasión. Esta es una respuesta natural que no tiene nada que ver con la práctica espiritual —respondió Su Santidad—. Sin esa bondad no sobreviviríamos. Nuestras vidas comienzan con una experiencia de bondad y compasión. Cuando estamos muriendo, estar rodeado de oro y joyas no es ningún consuelo, pero tener familia y amigos que nos cuidan nos tranquiliza. Así de importante puede ser la compasión».
Una joven de Hong Kong quería saber cómo deben los jóvenes hacer frente a la intimidación mental en Internet que los lleva a autolesionarse o a intentar suicidarse. Su Santidad le dijo que como seres humanos somos inteligentes y podemos evaluar y elegir qué tomar en serio. Incluso el Buda aconsejó a sus seguidores: « Monjes y eruditos, tal como examináis bien el oro quemándolo, cortándolo y raspándolo, es así como debéis aceptar mi palabra, no por respeto a mí». Dijo que como budista, un seguidor de la tradición de Nalanda, encuentra muy útil preguntarse siempre el porqué de las cosas.
Su Santidad recomendó que los jóvenes usen su inteligencia para investigar las situaciones en las que se encuentran. De esa manera pueden estar seguros de encontrar el camino correcto.
«Tengo 85 años —aseguró—. Cuando tenía 14 o 15 años perdí mi libertad. A los 24 años, perdí mi país. Desde 1959, el Tíbet ha estado lleno de sufrimiento, pero cuando surgen situaciones difíciles, pienso detenidamente antes de decidir qué hacer, así luego no me arrepiento. El Tíbet y la India tienen estrechos vínculos desde el pasado y hoy en día la India es un país democrático, por lo que durante 60 años he disfrutado de la libertad que he encontrado aquí».
Un joven de Malasia explicó que lo habían echado del trabajo y preguntó si esto se debía a un mal karma. Su Santidad le dijo que era joven y que tenía un largo futuro por delante. No hay necesidad de perder la esperanza. Las dificultades se superan más fácilmente si se mantiene un sentido de autoconfianza.
Cuando una joven de Singapur preguntó sobre la importancia de la religión para los miembros de su generación, ahora y en un futuro próximo, Su Santidad respondió que tanto si somos religiosos como si no, si sonreímos, las personas a nuestro alrededor se sentirán felices. Lo importante es tener un corazón cálido. Sugirió que los miembros de su generación tienen la oportunidad de compensar las deficiencias de la educación moderna desarrollando valores internos y aprendiendo a afrontar las emociones destructivas y a encontrar la paz mental.
Tras mencionar la realidad de que todos moriremos, una joven vietnamita preguntó cómo podemos superar nuestro miedo a la muerte. Su Santidad le recordó que incluso el Buda falleció, al igual que todos los eruditos y santos que vinieron después de él. Todos tenemos que morir, lo importante es llevar una vida significativa mientras estamos vivos. Incluso aunque fueras a morir la semana que viene, comentó, si eres capaz de aprovechar el tiempo que te queda para compartir valores humanos más profundos con tus amigos, cuando mueras, podrás hacerlo sin arrepentirte.
Su Santidad le dijo a una joven de Indonesia, que quería saber más sobre el cultivo de la felicidad interior, que la educación moderna existente no tiene mucho que decir sobre la mente y las formas de encontrar la paz interior. Recomendó combinar los beneficios del desarrollo material con la comprensión del funcionamiento de la mente. Cuando estamos físicamente enfermos, dijo, empleamos un remedio apropiado. Encontrar la paz mental implica aprender a entender el funcionamiento de la mente y las emociones.
«Nosotros los asiáticos —dijo—, tenemos la tradición de practicar la meditación, tanto la de concentración en un solo punto como la meditación analítica. Si eres capaz de meditar puramente en la mente, sin distracciones sensoriales, puede ser muy efectivo. La concentración en un solo punto nos da fuerza mental que podemos aplicar a la meditación analítica.
«La física cuántica distingue entre la apariencia y la realidad. La mayoría de nuestras emociones se centran en las apariencias, así que podemos abordar las emociones destructivas profundizando en la realidad. Cuando te das cuenta de que todas las cosas materiales consisten en partículas, se socava la base del apego. El concepto de 'shunyata' o vacuidad, como la explicación de la física cuántica, nos dice que nada existe tal como aparece».
Una joven de Singapur planteó la cuestión de la promoción de la armonía social frente al extremismo religioso. Su Santidad repitió que es lamentable que los sistemas educativos existentes se centren principalmente en el desarrollo material. Ofrecen pocas oportunidades para aprender sobre la mente. En un momento en que las diferencias de raza, nacionalidad y fe religiosa pasan a primer plano, la religión puede convertirse en una causa de división. Incluso dentro del budismo, señaló, distinguimos las tradiciones sánscrita y pali, el sutra y el tantra, el sombrero amarillo y el sombrero rojo, y en base a tales distinciones nos aferramos a «mi fe» y «mi religión». Señaló que a veces los que están en el poder manipulan las diferencias religiosas por razones políticas. La solución es centrarse en la unidad de la humanidad y recordarnos a nosotros mismos que la práctica religiosa es una cuestión de elección personal.
«Todos somos hermanos y hermanas humanos —reiteró Su Santidad—, tenemos que vivir juntos. Los contactos personales son muy importantes. En Ladakh, por ejemplo, los musulmanes, budistas y cristianos son amigos entre sí. En el mundo árabe, donde casi todo el mundo es musulmán, hay menos familiaridad con personas de otras religiones. Por sugerencia mía, mis amigos de Ladakh convocaron una conferencia de musulmanes en Delhi y los representantes vinieron de Irán. Sería bueno que tal reunión se convirtiera en un evento anual».
Su Santidad le explicó a un joven indonesio que todas las personas se aman a sí mismas, por lo que todas son egoístas hasta cierto punto. Sin embargo, cada individuo depende de su comunidad, así que la mejor manera de cuidarse a uno mismo es cuidando a los demás. Los granjeros cuidan sus tierras, no por sentimientos sentimentales, sino porque su sustento depende de ello. Cualquier felicidad que experimentemos, también depende de los demás.
A un joven singapurense, que quería conocer los beneficios de estudiar budismo si no eres budista, se le dijo que es posible emplear la lógica y la psicología de la Tradición de Nalanda a un nivel intelectual. Por ejemplo, sus métodos pueden utilizarse simplemente para agudizar la mente.
Su Santidad respondió a la pregunta de otra joven malaya señalando que nuestra mente y emociones no son producidas por una máquina. La educación debería proporcionar una comprensión del mundo interior de nuestra mente y emociones, le dijo.
«Antes, los especialistas consideraban que sólo las funciones del cerebro eran importantes —declaró Su Santidad—, pero a finales del siglo XX muchos empezaron a reconocer que había algo más. El neurocientífico Richie Davidson llevó a cabo experimentos que mostraron que se podían ver cambios en los cerebros de las personas con experiencia en la meditación. El descubrimiento de la neuroplasticidad revela que el entrenamiento de la mente produce cambios en el cerebro. En consecuencia, cada vez más personas están prestando atención al vasto tema de la mente.
»La meditación puede ayudarnos a aprender a usar nuestra mente. Podemos aprender a centrarnos en diferentes temas para analizarlos, lo cual puede ser muy poderoso. Las emociones destructivas se basan en la ignorancia, por lo que obtener una comprensión más profunda de la realidad puede ayudarnos a contrarrestarlas. Podría ser útil introducir la práctica de la meditación en la escuela, porque la mejora de la concentración y el análisis son muy útiles.
»Todos los días practico la meditación analítica y mi experiencia me dice que es muy efectiva. Por ejemplo, leo todos los días la Sabiduría Fundamental del Camino del Medio de Nagaryuna y encuentro muy útil reflexionar sobre lo que he leído. Comencé mis estudios a la edad de siete u ocho años, memorizando los textos clásicos. Ahora tengo 85 años, pero sigo leyendo y estudiando siempre que puedo. Lo que hay que hacer es leer, reflexionar sobre lo que has leído hasta que lo hayas entendido realmente y luego familiarizarte con lo que esa comprensión hasta que obtengas una experiencia sólida sobre ello.
»Pensar en que nada existe de forma independiente durante muchos años y reflexionar persistentemente sobre el altruismo ha transformado mi mente».
Cuando uno de los profesores sugirió que hay poca comprensión mutua entre las tradiciones religiosas, Su Santidad recomendó crear oportunidades de discusión entre sus representantes. Otro maestro observó que somos técnicamente capaces de eliminar la pobreza y preguntó por qué no lo hacemos. Su Santidad respondió que la brecha entre ricos y pobres es muy seria. Hay pobreza en África, pero incluso en la India hay algunos que son millonarios mientras que muchas otras personas son muy pobres. Aconsejó que los que están en mejor situación económica deberían ayudar proporcionando facilidades y oportunidades a los pobres para mejorar su suerte.
Su Santidad elogió el objetivo socialista de una mayor igualdad, pero señaló irónicamente que aunque China es nominalmente un sistema socialista, la brecha entre ricos y pobres es enorme.
Por último, una joven malaya preguntó qué papel pueden desempeñar los jóvenes para hacer del mundo un lugar más feliz. Su Santidad respondió que, a pesar de las insuficiencias de los sistemas educativos existentes, los jóvenes pueden prestar más atención a los valores internos y a los métodos para abordar las emociones destructivas con el fin de lograr una mayor paz mental.
La moderadora, la Sra. Weenee Ng, expresó su agradecimiento a Su Santidad y le pidió que se mantuviera sano y saludable.
Su Santidad respondió que, como practicante budista, ha dedicado su cuerpo, su habla y su mente al beneficio de los demás, por lo que siempre está dispuesto a ayudar. «Ahora, la tecnología significa que puedo compartir mi experiencia con vosotros desde la comodidad de mi propia casa. Gracias. Nos vemos de nuevo».