Thekchen Chöling, Dharamsala, HP, India - El escritor y orador público estadounidense nacido en la India Deepak Chopra y 45 amigos suyos cercanos se reunieron con Su Santidad el Dalái Lama esta mañana. Su Santidad les dio la bienvenida diciendo:«Nos hemos visto unas cuantas veces antes, pero ahora estoy feliz de poder darles la bienvenida, mis hermanos y hermanas espirituales, a lo que ha sido mi hogar durante los últimos casi 60 años.
»En el mundo de hoy, a pesar del extenso desarrollo material, nos enfrentamos a todo tipo de problemas. Los desastres naturales están fuera de nuestro control, pero luchar y matar son cosas que podríamos detener. Sin embargo, prestamos demasiada atención a los objetivos materiales y no lo suficiente a los valores humanos como el amor. Muchos de los problemas que enfrentamos son de nuestra propia creación y, sin embargo, los científicos nos dicen que la naturaleza humana básica es compasiva. También nos dicen que cultivar una actitud compasiva es bueno para nuestra salud física, mientras que la ira y el miedo constantes socavan nuestro sistema inmunológico.
»No damos suficiente importancia a los valores internos. Vemos a otras personas en términos de “nosotros” y “ellos”. Incluso los practicantes religiosos hacen esto. Distinguimos entre nuestro país y su país. A los niños pequeños no les importan esas distinciones. Si otros niños sonríen y juegan, están felices de estar con ellos. Es sólo cuando crecemos que empezamos a enfatizar las diferencias secundarias entre nosotros. Necesitamos mirar más profundamente y apreciar que todos somos iguales en ser humanos. Y creo que tenemos la responsabilidad de compartir la importancia de la calidez de corazón.
«Desde que nos reunimos por última vez en Nueva Jersey —interpoló Deepak Chopra—, ha quedado claro que muchas dolencias son el resultado de la inflamación interna y que la meditación es un medio para calmarla».
«Aprecio el trabajo que haces —respondió Su Santidad—. Todos pertenecemos a los 7.000 millones de seres humanos. Mental, emocional y físicamente somos iguales, por lo que cada uno de nosotros debe contribuir lo mejor que pueda a hacer que la humanidad sea mejor y más feliz. Deberíamos intentar que este siglo XXI sea diferente del siglo XX, un periodo estropeado por la violencia, un periodo en el que brillantes científicos se dedicaron a mejorar las armas. Los estallidos de combates y asesinatos que vemos aquí y allá hoy en día son consecuencia de esa vieja costumbre de pensar que los problemas se pueden resolver mediante el uso de la fuerza. En vez de eso, debemos reconocer nuestros diferentes intereses e ideas y hacer de este un siglo de diálogo».
Al responder a las preguntas del grupo, Su Santidad explicó que así como no podemos afirmar que una medicina es la mejor para todos, porque lo que se requiere dependerá de la edad, condición y dolencia del paciente, no podemos afirmar que una tradición religiosa en particular sea la mejor.
«Diferentes personas pueden encontrar diferentes tradiciones y prácticas más efectivas para ellos. Los tibetanos siguen la Tradición de Nalanda, lo que significa que estudian las obras de varios maestros, -Su Santidad señaló las figuras representadas en las pinturas que colgaban por la sala-. Analizan e investigan puntos de vista contrastantes, lo que profundiza su comprensión. Para el individuo, añadió Su Santidad, lo importante es encontrar una práctica que ayude a abordar las emociones destructivas».
Cuando le pidieron que nombrara a un líder mundial al que admirase, Su Santidad mencionó a Mahatma Gandhi, quien, a pesar de su sofisticada educación, regresó a la India donde se vistió como un indio común y promovió el ahimsa o la no violencia durante la lucha por la libertad. También reconoció a Rajendra Prasad, primer presidente de la India, y a Willy Brandt, que mantuvo contacto con la Unión Soviética incluso durante la Guerra Fría.
Invitado a explicar cómo ser compasivo cuando se está experimentando una injusticia, declaró que había encontrado tal enfoque de inmensa ayuda en su propia vida. A quienquiera que conozca lo considera un igual, alguien a quien puede considerar como un hermano o hermana. Cuando piensa en los funcionarios chinos en el Tíbet que han impuesto dificultades a los tibetanos, se recuerda a sí mismo que ellos también son seres humanos. Como animales sociales, los seres humanos dependen de la comunidad en la que viven, por lo que Su Santidad enfatiza la importancia de recordar la unidad de la humanidad.
A continuación, habló de la no violencia y del derroche que supone dedicar talento y recursos al desarrollo, la fabricación y la venta de armas. Relató una reunión de Premios Nobel de la Paz en Roma y se sorprendió por la descripción de las consecuencias en caso de que se usaran armas nucleares. Inmediatamente sugirió que se fijara un calendario para su eliminación, pero no pasó nada. Sin embargo, dijo, es esencial no abandonar el esfuerzo, no sólo a nivel de líderes y organizaciones como la ONU, sino también a nivel del público ordinario.
«Como hermanos y hermanas debemos actuar —dijo—, para lograr un mundo pacífico paso a paso».
Ante los objetivos predominantemente materiales de la educación moderna, Su Santidad recomendó que se añadieran a las instrucciones sobre higiene física consejos sobre higiene emocional y formas de abordar las emociones destructivas. A los niños se les puede enseñar a reconocer que la ira y el miedo arruinan nuestra paz mental, mientras que otras emociones destructivas perturban la armonía familiar. Señaló que la antigua comprensión india del funcionamiento de la mente y las emociones sigue siendo relevante y útil a nivel práctico en la actualidad.
«A principios del siglo XX —añadió Su Santidad—, los científicos sólo mostraron interés en aprender sobre el cerebro como algo distinto de la mente. Poco a poco, algunos de ellos han llegado a reconocer que hay diferentes niveles de conciencia mental y sensorial, la conciencia del estado de sueño, la conciencia más sutil del sueño profundo y otras. Algunos meditadores han experimentado estos diferentes niveles de la mente en la meditación, mientras que los científicos han comenzado a ver cómo afectan al cerebro.
»En las escuelas necesitamos enseñar no sólo sobre la aptitud física, sino también sobre la aptitud mental. En general, la India moderna presta muy poca atención a este tipo de comprensión, pero me comprometo a fomentar el renacimiento de los antiguos conocimientos indios en este país. Estoy convencido de que la India es el único país que puede combinar la educación moderna con el antiguo conocimiento indio de la mente y las emociones y compartirlo con el resto del mundo».