Chandigarh, India - Cuando Su Santidad el Dalái Lama llegó a la Universidad de Chandigarh esta mañana después de media hora de viaje desde la ciudad, fue recibido por un comité de bienvenida que incluía al Rector y el Vicerrector. Los estudiantes tibetanos ofrecieron la tradicional bienvenida «chema changpu» en los escalones, mientras que en el umbral del edificio se le dio una bienvenida tradicional india. Primero fue escoltado a la oficina del vicerrector. Poco después fue conducido en un buggy eléctrico a un anfiteatro, donde más de 4000 personas, en su mayoría estudiantes, lo esperaban para escucharlo.
En el escenario, después de saludar a la multitud, Su Santidad participó en el encendido de una lámpara para abrir el acto de manera auspiciosa. El vicerrector, el Dr. RS Bawa, presentó a Su Santidad a la audiencia describiéndolo como un líder espiritual global, que ha hablado de nuestro cerebro como un templo y que enseña que tener un buen corazón es una verdadera fuente de felicidad.
Su Santidad se dirigió a la audiencia desde su asiento en el escenario, saludándolos como hermanos y hermanas. Les dijo que así es como regularmente comienza sus charlas porque siente que, como los 7.000 millones de seres humanos que viven hoy en día son mental, física y emocionalmente iguales, es como si fueran hermanos y hermanas.
«Todos queremos vivir una vida feliz —continuó—, y todos tenemos derecho a una vida feliz. De hecho, los científicos han observado que como animales sociales, la naturaleza de los seres humanos es ser compasivos. Como seres humanos necesitamos un sentido de comunidad para sobrevivir.
»Todas las religiones principales involucran a seres humanos, y debido a que las relaciones humanas se basan en la compasión y la bondad amorosa, ese es el mensaje común de todas las religiones. Desde un punto de vista filosófico podemos encontrar diferencias de enfoque, pero todas ellas implican métodos para implementar el mensaje de amor.
»Al principio de nuestras vidas, sobrevivimos gracias a la bondad de nuestra madre. Cualquiera que sea nuestra profesión o estatus posterior, todas nuestras vidas comienzan de esta manera y continuamos sobreviviendo sobre la base del apoyo de los demás. Por eso debemos prestar más atención al cultivo de los valores humanos básicos de amor y compasión.
»Lamentablemente, la educación moderna establece metas materiales, pero tiene poco tiempo para los valores humanos simples. La educación moderna, al menos en la India, fue introducida desde Occidente, donde no se sabe mucho sobre cómo abordar las emociones perturbadoras. La India ha estado familiarizada con la ‘ahimsa’ —no violencia— y la ‘karuna’— compasión— durante miles de años. Si alguien se preocupa por los demás, ¿cómo podría hacerles daño? Por lo tanto, 'ahimsa' es la conducta apropiada y 'karuna' la motivación apropiada. El Buda fue uno de los muchos que adoptaron estos valores.
»Abandonó su vida real, practicó la meditación en lugares remotos y aislados y alcanzó la iluminación. La realidad que él comprendió era tan diferente de lo que se aceptaba en ese momento, que dudó en enseñarla, pero finalmente lo hizo. Para nosotros, en el Tíbet, la India es el hogar de personas con un conocimiento más profundo.
»En el mundo de hoy, a pesar del amplio desarrollo material, demasiados carecen de paz interior. Una manera de contrarrestar la ira, los celos y la competitividad es cultivar la no violencia y la compasión hacia los demás. Es por eso que considero que estas antiguas tradiciones indias siguen siendo relevantes. Ser capaz de manejar nuestras emociones de una manera inteligente siempre será relevante. Podemos aprender cómo abordar la ira y lograr la paz mental adoptando las ideas de las antiguas fuentes indias de una manera objetiva y secular.
»La Tradición de Nalanda en educación y entrenamiento budista fue introducida en el Tíbet por un gran maestro indio, Shantarakshita, en el siglo VIII. Los tibetanos hemos mantenido viva esta tradición desde entonces, con su énfasis en el uso de la lógica y la razón y su comprensión sistemática del funcionamiento de la mente y las emociones. Como simple ser humano, tibetano y budista, yo mismo soy un estudiante de esta tradición. Aprendemos los textos fundamentales de memoria, estudiamos los comentarios clásicos indios y tibetanos sobre ellos y, sobre la base de la lógica y la razón, debatimos lo que hemos aprendido unos con otros. Esto agudiza la mente y produce un entendimiento profundo.
»Después de exiliarme y visitar Europa, América y la antigua Unión Soviética, me di cuenta de que este conocimiento que hemos conservado es relevante y necesario para el mundo de hoy. Aunque se originó en la India, los indios modernos han tendido a descuidar esta antigua sabiduría. La educación moderna por sí misma no es adecuada para lograr la paz mental, pero creo que la India tiene el potencial de combinarla con la antigua comprensión de la mente y las emociones para lograr ese fin.
»Gurú Nanak, cuyo 550 aniversario están ustedes celebrando, honró la compasión, la 'ahimsa' y la armonía religiosa. Aunque provenía de origen hindú, hizo una peregrinación a La Meca para enfatizar la importancia de la armonía interreligiosa y el respeto mutuo.
»Me he dado cuenta de que en la comunidad sij casi no hay mendigos porque no sólo son personas trabajadoras, sino también generosas al apoyarse unas a otras. Estas son buenas cualidades de las que todos podemos aprender.
»He pasado la mayor parte de mi vida en la India, donde soy el invitado más antiguo del Gobierno de la India. Creo que la India puede hacer una contribución significativa al bienestar del mundo. Dondequiera que voy hablo de la necesidad de una ética secular, porque sean religiosos o no, todo el mundo necesita tranquilidad. Y sobre esa base me considero un mensajero del antiguo pensamiento indio».
Su Santidad habló de su serio interés en la ciencia y de las conversaciones que ha tenido con científicos durante más de 40 años sobre cosmología, neurobiología, psicología y física, particularmente física cuántica. Confirmó que las afirmaciones de la física cuántica de que nada existe tal como aparece, ni nada tiene existencia objetiva, corresponden al pensamiento de Nalanda.
Su Santidad mencionó que las emociones destructivas como la ira y el miedo tienen sus raíces en la ignorancia y las actitudes egocéntricas. «Sin embargo —declaró—, si usamos nuestro cerebro e inteligencia adecuadamente, podemos lograr la paz mental y convertirnos en amigos de todos».
Reconoció la necesidad de perseguir hasta cierto punto el interés propio, pero aconsejó que lo hiciéramos con sabiduría, teniendo en cuenta los intereses de los demás. Necesitamos la sabiduría y la calidez de corazón que Guru Nanak mostró en abundancia.
Observando que todavía estamos en los primeros años del siglo XXI, Su Santidad expresó su convicción de que si nos esforzamos por cambiar, con una visión clara, todavía es posible hacer que este siglo sea más pacífico y más compasivo. Mencionó la importancia de reconocer que recurrir al uso de la fuerza para resolver conflictos y desacuerdos es anticuado y que nuestro objetivo más amplio debería ser un mundo desmilitarizado. Sugirió que la guerra pertenecía al sistema feudal y no tiene lugar en un orden democrático.
Su Santidad delineó sus cuatro compromisos: como ser humano, está decidido a promover los valores internos como fuente de felicidad humana. Como monje se dedica a fomentar la armonía interreligiosa. Como tibetano, se ha comprometido a hablar sobre la necesidad de proteger el medio ambiente natural del Tíbet y a trabajar para preservar el idioma, la religión y la cultura tibetanos. Finalmente, se siente impulsado a trabajar para revivir el antiguo conocimiento indio.
Le dijo a la audiencia lo satisfecho que estaba de encontrarse con jóvenes brillantes como ellos, gente que tiene el futuro en sus manos. Los instó a hacer un esfuerzo para lograr un cambio positivo, para reducir la brecha entre ricos y pobres, para desafiar al sistema de castas como lo han hecho el Gurú Nanak y el Buda antes que él. En nuestros tiempos democráticos, subrayó, todos somos iguales. Mencionó que si bien la oración es indudablemente de beneficio personal, a nivel social se requiere de acción para lograr un cambio real.
Entre las preguntas de la audiencia, se le preguntó a Su Santidad sobre la ecología y el medio ambiente. «Cuando estuve en el Tíbet —respondió—, no tenía ni idea de la importancia de la ecología. En el exilio, fue una sorpresa para mí saber que no se podía beber de cualquier fuente de agua, porque algunas están gravemente contaminadas. Recuerdo también que me dijeron que el río que atraviesa Estocolmo ya no tenía peces porque estaba demasiado contaminado. Sin embargo, los fabricantes y otros se ocuparon debidamente de sus desechos y el río se limpió hasta el punto de que los peces volvieron. Del mismo modo, una vez que se descubrió el daño a la capa de ozono, se tomaron medidas para poner fin a sus causas y el agujero que tenía comenzó a repararse».
»Podemos poner fin a nuestro consumo de combustibles fósiles y cambiar a fuentes de energía renovables —declaró Su Santidad—. El calentamiento global está aumentando y en los casos en que nuestra forma de vida contribuye a reducir la vida del planeta, debemos tomar medidas para cambiarla».
Respondiendo a una pregunta sobre si la atmósfera en la que se imparte la educación es tan importante como el contenido del plan de estudios, Su Santidad reiteró la importancia de prestar atención a la mente misma. Dijo que estamos familiarizados con varios niveles de conciencia sensorial, pero tanto las emociones positivas como las destructivas son experiencias mentales. Involucran a la mente y si examinamos la mente encontramos que tiene diferentes grados de sutileza. Señaló que estamos más familiarizados con las conciencias relativamente burdas relacionadas con las conciencias sensoriales cuando estamos despiertos. La conciencia durante el sueño es más sutil y la conciencia en el sueño profundo más sutil aún. Finalmente, la conciencia más sutil ocurre en el momento de la muerte.
La Universidad de Chandigarh entregó un Premio de Liderazgo Global a Su Santidad simbolizado por una placa de bronce grabada, un retrato de Guru Nanak y un retrato de Su Santidad realizado por uno de los estudiantes. Luego fue invitado a apoyar un nuevo programa de becas.
En sus palabras de agradecimiento, DP Singh se refirió a Su Santidad como una fuerza unificadora para millones de personas y expresó su agradecimiento por honrar a la universidad con su presencia.
Antes de abandonar el escenario, Su Santidad pronunció unas palabras de aliento para los estudiantes de la región del Himalaya, incluido el Tíbet. Plantó un árbol como recuerdo de su visita frente al Bloque Académico.
Después de disfrutar de un almuerzo con el Rector, el Vicerrector y otros miembros de la universidad, Su Santidad fue despedido al salir del campus por una multitud de estudiantes que le sonreían y saludaban agitando sus manos. De la universidad se dirigió a Nangal, en la frontera del Punjab, donde pasó la noche en una casa de huéspedes que visitó por primera vez en 1956. Mañana por la mañana, regresará a Dharamsala.