Milán, Italia - Apenas amanecía cuando Su Santidad el Dalái Lama bajaba las escaleras de su hotel en Praga esta mañana. Amigos, organizadores de su visita y otros simpatizantes se reunieron para verle partir hacia el aeropuerto. Al llegar a Milán, fue recibido por el alcalde Guiseppe Sala y por Tromdho Rinpoche.
Conduciendo hacia la ciudad, aún cubierta por la niebla, desde el aeropuerto, la primera parada de Su Santidad fue la residencia del cardenal de Milán, Angelo Scola, que estaba en el patio para recibirlo cuando bajó de su coche. El cardenal le presentó a otros miembros del clero y lo acompañó al interior de la casa. El cardenal leyó un elocuente discurso en inglés en el que expresó su admiración por Su Santidad y su placer por recibirlo en Milán. Su Santidad respondió:
«Respetados líderes espirituales, mis hermanos espirituales, estoy sumamente feliz de estar aquí con ustedes. En mi primera visita a Europa en 1973, durante la época de Su Santidad el Papa Pablo VI, a quien considero el Papa italiano, mi primera parada fue en Italia. Ahora, en esta visita a Italia, mi primer compromiso es reunirme aquí con ustedes.
»Todas nuestras tradiciones religiosas transmiten un mensaje de amor y compasión. Durante más de 2.000 años han servido a la humanidad y ahora, más que nunca, necesitamos prestar atención a su mensaje. Lamentablemente, seguimos viendo conflictos en nombre de la religión, por lo que debemos mantener un esfuerzo constante para promover la armonía religiosa, recordándonos una y otra vez que, a pesar de las diferencias de enfoque filosófico, todos estamos centrados en el mismo objetivo: la importancia del amor y la compasión por nuestros semejantes.
»Fui invitado por el Papa Juan Pablo II para la primera Jornada Mundial de Oración por la Paz en Asís en 1986, que supuso un paso importante en la promoción de la armonía interreligiosa. Al expresarle mi admiración y aprecio, también le insté a que no fuera un evento aislado, sino el primero de una serie de encuentros continuos».
Su Santidad respondió a varias preguntas de los sacerdotes presentes en la sala diciéndoles que siempre busca promover el sentido de la unidad de la humanidad.
«Todos nacemos de nuestras madres, crecemos al abrigo de su afecto y por eso tenemos dentro de nosotros la semilla de la compasión».
El cardenal invitó a la sala a los miembros de los medios de comunicación, que tenían preguntas sobre la perspectiva de que Su Santidad se reúna con el papa Francisco y sobre si habrá o no un decimoquinto Dalái Lama. Explicó que entiende que el Vaticano esté preocupado por los cristianos en China y que no desea que su presencia cause ningún inconveniente. Señaló que, de todos los países budistas del mundo, actualmente sólo puede visitar Japón. En cuanto al reconocimiento de un decimoquinto Dalái Lama, Su Santidad repitió lo que suele decir; que, cuando llegue el momento, la cuestión la decidirá el pueblo tibetano.
La siguiente parada de Su Santidad fue el Instituto Ghe Pel Ling de Estudios Budistas Tibetanos, que organiza sus enseñanzas en Milán. Los tibetanos y los italianos se agolparon en la calle para recibirlo y Su Santidad agradeció sus saludos mientras se dirigía a la sala de meditación del instituto, donde la congregación también incluía a seguidores vietnamitas. Se le hizo una ofrenda formal de tres mandalas y el presidente de Ghe Pel Ling hizo un breve informe, dio la bienvenida a Su Santidad y le dio las gracias por su contribución a la preservación de las enseñanzas de Buda.
En su respuesta, Su Santidad declaró que es un defensor de los conocimientos y las tradiciones de Nalanda, y rindió homenaje a los maestros ilustrados en las pinturas de la pared. Dijo que una de las características únicas de la tradición de Nalanda es que utiliza al máximo la inteligencia humana, que se hace hincapié en la razón, la lógica y el estudio. Habló de animar a los templos y monasterios de la India a que se centren más en ser lugares de aprendizaje y expresó su agradecimiento por el hecho de que en Ghe Pel Ling ya estén haciendo caso de este consejo. Se le ofreció un almuerzo en el Instituto.
Por la tarde, Su Santidad fue recibido en el escenario de la Universidad de Milán-Bicocca por miembros de la facultad que lo presentaron a un público de 2.400 empleados y estudiantes. El presidente del Consejo de Milán, Lamberto Bertolè, entregó la Ciudadanía Honoraria de la Ciudad de Milán a Su Santidad, que aceptó y preguntó burlonamente cuáles serían sus derechos y obligaciones.
Al comenzar su discurso público dijo:
«Estoy muy contento de encontrarme especialmente con personas jóvenes como ustedes. Yo pertenezco a la generación del siglo XX; nuestro tiempo ha terminado. Pero ustedes, que pertenecen a la generación del siglo XXI, tienen tanto la oportunidad como la responsabilidad de crear un mundo mejor para el futuro».
Explicó sus tres compromisos diciendo a la audiencia que se considera uno más de los 7.000 millones de seres humanos que viven hoy en día. Afirmó que, para hacer frente a los retos globales que se nos plantean, como el cambio climático y los trastornos de la economía mundial, es esencial superar las divisiones entre «nosotros» y «ellos» y centrarse en cambio en la unidad de la humanidad.
Mencionó su compromiso de fomentar la armonía interreligiosa, reiterando que, a pesar de las diferencias de enfoque filosófico, todas las tradiciones religiosas destacan un mensaje común de amor y compasión. Su Santidad llamó la atención sobre las conversaciones mutuamente beneficiosas que ha mantenido durante más de 30 años con los científicos.
Con la recomendación de que al desarrollar la calidez de corazón todos podemos asegurarnos de ser individuos más felices, de vivir en familias más felices y en comunidades más felices, Su Santidad concluyó su charla e invitó a que se hicieran preguntas desde la sala. Respondió a una serie de preguntas preparadas por escrito antes de invitar a los miembros del público a que se acercaran con cualquier cosa que quisieran preguntar.
Mañana, Su Santidad explicará los Tres aspectos principales del camino y la Alabanza al Surgimiento Dependiente de Ye Tsongkhapa, en la sala Rho Fiera Milano.