1 de septiembre de 2003
En primer lugar, me complace informar, como ha sido ampliamente difundido en la prensa, de que dos de mis enviados han restablecido contactos con las autoridades chinas. Estas culminaron en reuniones en septiembre del año pasado y mayo/junio de este año. Creo que es de vital importancia que no sólo mantengamos estos contactos, sino que también nos basemos en ellos con vistas a entablar finalmente negociaciones sustanciales sobre la cuestión del Tíbet.
Me siento alentado por estos contactos preliminares. Sin embargo, como creo que la campaña sostenida llevada a cabo por los diversos Grupos de Apoyo al Tíbet ha sido un factor que ha contribuido en gran medida a su realización, es importante que se mantengan estos esfuerzos para promover la concienciación sobre la cuestión del Tíbet. Sigo creyendo que mi enfoque del Camino Medio, que consiste en reconocer los intereses chinos en el Tíbet en el contexto de una autonomía genuina para el pueblo tibetano que permita la preservación de nuestro patrimonio cultural e identidad únicos, es la única forma práctica de avanzar.
Un acontecimiento que me parece particularmente alentador es el creciente número de nuestros hermanos y hermanas chinos que están saliendo en apoyo de nuestro criterio del Camino Medio. Esta es una clara indicación de que un gran número de chinos están llegando a ver que el foco de la lucha no violenta del pueblo tibetano no es contra China; es a favor de la justicia.
Espero que la Cuarta Conferencia del Grupo de Apoyo al Tíbet se base en los esfuerzos realizados en el pasado para proporcionar un foro para que los chinos, los tibetanos y nuestros amigos internacionales exploren formas y medios de lograr una verdadera autonomía para los seis millones de tibetanos dentro de una República Popular China estable y próspera.
Como siempre, en nombre del pueblo tibetano, quisiera expresar mi profundo agradecimiento por las actividades de los Grupos de Apoyo al Tíbet en todo el mundo. Su apoyo y los sacrificios que han hecho en defensa de la causa tibetana serán una fuente de gran aliento para los oprimidos de todo el mundo. Sigo siendo optimista en cuanto a que una solución justa a la cuestión del Tíbet está a nuestro alcance. Sin embargo, ahora no es el momento de relajar o aflojar nuestra voluntad; al contrario, tenemos que seguir adelante con renovada determinación y valentía.